La
llanura camagüeyana, salvo ciclones de temporada una que otra vez,
parece sustentada sobre una firme geologÍa que acasoSu formato se ha
estremecido sin que nadie lo haya advertido.
En
esa geografÍa nació Mirtha Pi Hernández, enfermera intensivista
que aprendió a luchar por el rescate de la salud e insertar sus
conocimientos en el programa que el país lleva a cabo con eficiencia
y experiencias.
Graduada
en 1992 se desempeñó en el Hospital Provincial Manuel Ascunce
Domenech, en la ciudad de Camagüey
Un
día partió con un contingente cubano hacia Haití en el conjunto de
la colaboración médica a la hermana república. Dos días después
de su llegada y apenas abrió los ojos al nuevo paisaje, sucedió el
espantoso terremoto que desoló a Puerto Príncipe con una secuela de
cientos de muertos y mutilados, luego a poco y en sucesión estalló
la epidemia de cólera contra la que se combatió sin descanso en
condiciones a veces increíbles.
“No
creas, todavía estoy asustada-- sonríe Martha a la hora del recuento
---nadie que estuviera allí va a olvidar nunca.