Ciudad
de Camagüey, febrero de1948.
“He
propuesto cerrar la biblioteca pública por los gastos que se erogan
por el alquiler de la vivienda que ocupa, además, todo el mundo sabe
que nadie va a ese lugar”. Dijo el Alcalde a la prensa tras
concluir una reunión con los concejales del Ayuntamiento de
Camagüey, Luis Pichardo, periodista de la redacción de El
Camagüeyano le preguntó entonces cómo podrían leer las personas
sin recursos. El Mayor de la ciudad se encogió de hombros; “Que
compren un periódico y vayan a leer al parque”
La
ruinosa biblioteca La Avellaneda, enclavada entonces en las calle de
San Fernando, no fue por suerte cerrada debido a la presión de
algunos concejales y sociedades de la ciudad, pero quedó el
precedente de que en cualquier momento todos sus libros y útiles
podrían ser lanzados a la calle por falta de pago.