Durante
mis primeros días de hospitalización forzosa me entusiasmó la idea
de escribir el mejor reportaje de mi vida. Deben imaginarlo,
Quirófamos, cirujanos, trajedias humanas. En fin.
Sin
embargo quien dijo que desde la cama de un hospital algún escritor
produjo una obra cumbre, es mentira. Nadie con una benzatínica en
una nalga tiene espuelas para alguna inspiración literaria. Dígamelo
a mi.
Todo
periodista siempre piensa que su mejor reportaje está por llegar.
Pueden pasar años y a lo sumo lo que llega es la jubilación.
Oportunidad que no llega o que no supo aprovechar. Igual que las
solteronas esperando al príncipe azul. Con la diferencia que el
príncipe azul es una quimera y el mejor reportaje igual.