Conversaba
hace poco con una experimentada periodista sobre cierta
nota que circuló la prensa internacional reiterando algo sabido.
Según investigaciones, decía la prensa, la presencia de insecticidas
no solo extermina a los insectos dañinos, sino también a
los buenos que son en definitivas quienes ayudan a controlar a los
“bichos malos”.
En
realidad y desde hace muchos años existe una creciente preocupación
entre los profesionales de la Salud ya que aquellas personas
expuestas a tóxicos tienen mayor probabilidad de padecer graves
enfermedades. Esto puede complicarse si esas exposiciones se
producen en momentos vulnerables, como la infancia o el
embarazo y aunque las dosis de tóxico deben cumplir normas de
seguridad, en realidad no hay una exposición sin riesgo.
Entonces
mi colega me preguntó; ¿No te has dado cuenta que ya no vemos
mariposas?
Caramba,
pensé yo, ¿desde cuándo no vemos mariposas en los jardines o tal
vez revoloteando por nuestras calles por donde de costumbre parecían
gustar transitar. Pero también los murciélagos desaparecen y pocos
tiene en cuenta que cada uno es capaz de comer 600 mosquitos en una
hora en un periodo normal de caza extendido por unas seis horas cada
día. Desaparecen también enemigos naturales de los mosquitos como
arañas domesticas, ranas y lagartijas, salamandras y guajacones,
seres vulnerables y menos preparados para enfrentar la lluvia ácida
de tóxicos, mientras que el mosquito, mutante incansable, ha
enfrentado con éxito las largas y muchas campañas realizadas para
su exterminio.
Eso,
por supuesto, le dije a la colega, nos está costando muy caro, tan
caro que apenas si tenemos percepción de lo que se avecina porque en
realidad exterminar al mosquito a todo costo y a toda costa es una
política suicida.
En
nuestro criterio es hora de que la Ciencia se aplique con
razonamientos objetivos y prácticos y acércanos mas a la solución
que gratuitamente da la Naturaleza a este problema.
Desconozco
cuanto podría costar ya la actual campaña anti vectorial que por
meses se lleva a cabo en nuestra ciudad, es posible que a punta de
lápiz nadie lo sepa, pero de seguro es una cifra millonaria con las
que, de haber sido todos previsores, se hubiera revertido en esos
servicios sociales que hoy necesitamos.
Si
partimos de que el mosquito que pica y mata es el adulto que debió
de salir de alguna vivienda, podemos inferir que este no vino de
otra parte pues el reservorio se encuentra en nuestras casas.
Seamos
sinceros, debernos de reconocer que tomamos muy a la ligera el
revisar patios y escombros, basuras, rinconeras y vasijas de agua, El
auto focal no es una consigna o un promoción publicitaria, es el
aviso primero sobre el riesgo que se cierne sobre nosotros y que de
haberlo atendido nos hubiera sacado del aprieto por el que hoy
transitamos. Y ahora, mire las consecuencias, apriete el bolsillo y
pregúntese, ¿Cuanto nos está costando una libran de mosquitos?
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