Fue
como una explosión. Informaciones,
declaraciones y comentarios circularon con rapidez e
impacto en poco tiempo. Tiempo aprovechado desde el primer minuto
para que cual sacara sus cuentas. Porcientos y posibilidades de ganar
mas y mejor. !Ñoooooooooo!, pensamos todos a una. !Por fin!. El
aumento salarial fue como quien dice de lo real a lo Maravilloso con
pasaje de ida y vuelta, porque como cantó Serrat, uno creyó que los
había matado el tiempo y la ausencia.
Es
cierto que la mejora salarial nos llego en tiempos de cólera y por
ello fue menos esperado. Cólera. digo, contra . quienes pretenden
doblegar al pueblo cubano acorralando sus sueños, solo que desde
hace mucho sabemos que para seguir adelante necesitamos dedicarnos a
la fragua. Por eso precisamente la buena noticia del estimulo
salarial nos llegó en un momento de tensión política y económica,
enfrentada con la voluntad que nos han enseñado sesenta años de
resistencia con el pie en el estribo.
Pero
el estampido que en alguna forma le dio la vuelta al mundo en canales
noticiosos convencionales o no, el alegrón inicial, se ha visto
empañado por un cuadro de fiebre que como tsunami ruin trepa
oportunista y descarado a la vista de todos y que aun hoy, su
presencia parece invulnerable.
Se
multiplican de la noche a la mañana aumentos de precios en una
descocada carrera pancista que amenaza contaminar sectores privados o
estatales. (Y que de hecho los contamina) Alza de precios
aprovechando la llegada de los mejores salarios que, de continuar
esta estampida, el aumento salarial no será tal, sino lo mismo.
No
es momento de arrojar leña al fuego, pero es realmente cierto que
aquellos polvos nos traen estos lodos. Por años la población
quejosa denuncio el balancín de los precios que en definitiva nadie
atajaba y que a pesar de regulaciones y normas, muchos hacían papel
mojado de estas disposiciones que de haberse aplicado en su momento
hubiera creado culturas del respeto a nuestra economía. Entonces no
paso nada y en días como hoy el disparo de los precios es el
resultado de aquel dejar hacer porque, como ha pasado en mas de una
oportunidad, por batirnos con lo urgente dejamos de hacer lo mas
importante.
Es
cierto que la población debe enfrentar y contribuir a limpiar este
ambiente, pero debemos reconocer que la responsabilidad pertenece a
funcionarios creados para combatir delito de adulterio de precios,
estafa de productos y oportunismo como el de ahora. Organismos con
mandato suficiente para intervenir pero que hasta ahora aparte de
buenos propósitos no se sabe que hayan realizado acción alguna.
Por
otro lado es bien cierto que la red comercial en todas sus versiones
necesita ser saneada desde la raíz y en cuyas trastiendas se cocina
muchos de los problemas que lastran la eficiencia, el servicio y la
calidad de nuestro diversificado comercio, que en algunos casos tal
pareciera coto particular de caza para oportunismo y ganancia, como
ahora sucede con este invasor tsunami de precios, y por supuesto, la
natural irritaciones en la población.
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