….........Banderitas
norteamericanas, y globos de colores al aire “!Welcon Obama!”
a lo largo de avenidas cubiertas de papelitos de colores y pueblo
aglomerado dando vivas . !Obama, Obama, Obama!…...., bucólica
imagen soñada y deseada por algunos esperando un besamanos general
desde la propia rampa del aeropuerto.
Pero
la historia es como es y no como deseamos que sea.
Cruda,
objetivas y descarnada. Con ayeres y mañanas. Con memorias y
futuros.
¿Fueron
acaso solo cincuenta años de espera para que un presidente
estadounidense promoviera restablecer relaciones que ellos mismos
originaron?. ¿Se trata de un fin de medio siglo de agresiones y
resistencia de leyenda, una especie de borrón y cuenta nueva?.
Se
reconoce la intensión porque el presidente Obama no es causante de
la situación en la que se ve involucrado. El cubano que bien sabe
reconocer la justicia porque el drama en el que se ha educado le ha
enseñado a la vigilia cautelosa sobre buenas y malas intensiones lo
sabe y sabe también como oficina la subversión y las mil cabezas de
hidra de la desestabilización económica y moral.
No
solo ha llegado el presidente al final, parece, de un tormentoso
proceso de cincuenta años de querer detenernos en el tiempo, es solo
otra página de esa historia que los estados unidos trazan desde el
siglo XIX hacia la conquista y asalto. Solo que Cuba no esta en el
oeste de norteamérica, espacio sobre el que fueron masacrados
decenas de pueblos originales para fomentar las bases del imperio
que hoy es. Cuba está al este, por donde sale el sol, de la parte
del Caribe, por ello y desde entonces las relaciones no siempre
fueron buenas mientras aquel insistió en la conquista de rapiña y
nosotros insistimos en defendernos.
La
presencia del presidente es justa y merece respeto. Respeto
reciproco. Todos esperamos lo mejor para ambos pueblos, pero lo mejor
sin humillaciones y sin socavar la dignidad ni de unos ni de otros,
Este es el momento justo y oportuno de una política de altas y
bajas, incluso donde a veces no hubo política alguna.
Han
pasado muchos años y la historia como siempre deja oportunidades de
experiencias paras unos y otros. El Presidente de los Estados Unidos
ha llamado en varias ocasiones a olvidar la historia y dentro de
nuestro país este y aquel le siguen el juego. En ello no
concordamos. Los hechos están allí no para el rencor, sino para la
enseñanza.
Hoy
más que nunca debemos acudir a ella para labrar caminos sólidos
hacia una relación constructiva, confiable y amistosa entre nuestros
Estados. O vamos, Obama, usted mismo lo ha dicho, el futuro de Cuba
solo podrá ser decidido por los cubanos.
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