En
Cuba hay seguramente mas personas que añoran la juventud que en
cualquier otro lugar del mundo. Que levante la mano el que sea capaz
de hacer un balance de su existencia prescindiendo de alguna añoranza
juvenil, porque como la juventud transita por numerosas etapas, al
principio no la entendemos y luego no la queremos olvidar.
La
juventud se puede vivir de dos formas, creyendo inocentemente que
ella es eterna cuando se tiene mucho talento para aprovecharla, o
cuando no se tiene ninguno para malgastarla, por eso es que una
juventud bien disfrutada nos deja la nostalgia no resignada de ser
viejo. Esa ha de ser la causa por la cual al final de la juventud
existe una especie de linea divisoria que va desde donde ella termina
a donde debe comenzar la otra. O sea, que nos deja prisionero entre
lo que fue y entre lo que aun no es porque vamos a ver, ¿dónde
termina la juventud?. ¿En una determinada edad o en alguna jodida
fecha?. ¿Es o no la juventud un estado de animo eterno o
transitorio, una forma de enfrentar la vida, una responsabilidad, una
ética social, un truco para el buen vivir ,un bañarse cada día con
quimbombo para que las cosas te resbalen, qué?.
Sin
dudas que mas allá de la edad la juventud viene a ser algo así como
una actitud ante la vida consciente de los años y las
responsabilidades pero sin perder la ternura y el brío.
Si
al cabo algo nos duele en verdad al hacer el balance de los años
mozos es que muchas de las cosas que arrastramos desde nuestra
juventud las dejamos en el capitulo de los termas inconclusos. A la
provisionalidad. Por eso hoy vivimos muchas cosas en perpetuo estado
de proyecto. Proyecto quiere decir para mañana, que es la forma
decorosa de no hacer nada hoy. Ha de ser por eso, dijo un filósofo,
que muchas queridas tomadas en la juventud duran tanto tiempo, porque
se tomaron con carácter provisional.
Al
cubano le llega la madurez no en lenta acumulación de años, sino
como de sopetón. Como nos llega una herencia. O la visita del
pariente a la hora del almuerzo. En ese cambio de vida. O de edad. La
mujer reconoce que debe comenzar a hacer dieta para bajar de peso. No
entiende que la facilidad para adelgazar solo la tienen los flacos.
Hay
una edad que apuntalamos con los años en el aquello de “la
experiencia acumulada”. La única experiencia acumulada que conozco
y que se puede admirar esta en los museos dentro de pomos con formol.
De la misma forma en que la juventud tiene sus etapas, la madurez
tiene diferentes peldaños, escala que se inicia cuando ya imaginamos
ser adultos a una mezcla de nostalgias que nos asechan tras la puerta
y pastillas para el extreñimiento.
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