En
una reciente charla sobre derecho jurídico
y notarial con la MSc Aida Julia Puentes del Pino, vice presidenta
del Capitulo Provincial de Derecho Notarial y presidenta de la
delegación de base de la Notaria, nos asaltó la duda de hasta dónde
la población se identifica con el derecho jurídico que le ha dado
la Revolución y hasta dónde el jurista conoce y aplica leyes con la
toga del sistema judicial de nuestro país.
Como
el tema nos toca a todos nos pareció oportuno transcribir la breve
entrevista con la especialista. Veamos.
Se
habla mucho de la aplicación de leyes en nuestro país y la cultura
que en esa esfera ha adquirido el jurista cubano, ¿es eso cierto?
En
realidad la cultura jurídica se constituye por un grupo de
elementos, procederes y hábitos, que se van formando en el juristas
y que parten de un origen común. Los notarios tenemos la cultura de
proteger los documentos o sea, la misión conservativa de los
documentos, asesoramos y llevamos su real función al ámbito
de de las necesidades sociales.
¿Algo
así como un artista de les leyes al servicio del pueblo?
El
considerarnos artistas está en la maestría con que llevemos a vías
de hecho el ejercicio de la profesión, cumpliendo estrictamente con
lo establecido legalmente y haciendo honor al legado de quienes nos
antecedieron y por supuesto que otras ciencias nos implementan en
este noble empeño, tales como la antropología, psicología, la
filosofía y la economía, por solo citar algunas. El jurista es un
servidor público pero para eso tiene que saber usar la palabra y la
pluma, explicar correctamente los términos, los modos, las
legislaciones que se modernizan y se actualizan, las que se
encuentran en función del consultante popular.
Todo
eso está muy bien pero, hace poco me dijo que se había perdido la
tradición del libro de familia, ¿qué es eso?
Pues
muy sencillo, la población ha alcanzado mucha cultura jurídica,
pero todo espacio será poco para la labor docente que debe ser
diaria y metodológica. No es que exista solo la jurisprudencia como
cultura, sino que debemos de seguir logrando en pos de esa cultura
jurídica, e incluir, por qué no, métodos que un momento y dejaron
de utilizarse. Este es el caso del libro de la familia. Eso se ha
perdido. Eso siempre fue muy útil en todas las familias donde
siempre existía alguna persona, la abuela o la tía, que conocía el
tomo y el folio de los nietos, de los hermanos y toda persona
allegada con una información actualizada, disponía casi del árbol
genealógico familiar y ello era muy socorrido para todos. Eso era
parte de la cultura familiar que estaba presente en todos los
estratos familiares de una manera u otra.
¿Qué
es la cultura de integración familiar?
El
mundo entero sufre transformaciones y no estamos exentos de ello,
pero podemos llamar a recuperar muchas de ellas, recuerdo que los
domingos muchas personas se visitaban e iban a verse unos a otros, y
eso no tiene por que
perderse, es una cultura de la visita, del intercambio, de respeto a
los ancestros,
que muchas veces contribuían a resolver desde su experiencia temas
de interés para todos. Tomemos de ello cuánto aportó a la cultura
familiar que,
por analogía hubo de tomarlo,
de aquellos antiguos consejos de ancianos que pensaban para una
sociedad de mayores poblaciones y en verdad sus soluciones eran de
extraordinaria aplicación e inspiraban respeto, recordemos de ellos
todo lo que nos legaron en sentido favorable para tiempos que exigen
altos valores y principios.
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