Con
el recibimiento al Papa Francisco nuestro país demostró su amistad
y su amor solidario hacia una de las personalidades que en lo actual
y desde su influyente posición mas ha hecho por el fortalecimiento
de la sociedad y con ella la unidad de la familia.
Francisco,
culto humanista, va mas allá de epístolas bíblicas para
convertirse en pastor espiritual de pueblos en un mundo diferente,
complejo y desesperado, y que hoy sin dudas necesita luces y
pensamientos justos.
En
días como hoy la familia, célula esencial de la sociedad, vive
abocada a una crisis total de valores a la par que algunos pueblos
tienden hacia la dispersión económica y socia, como vergüenza para
la humanidad que pierde sus valores acuciada por la miseria en que el
capitalismo les esclaviza. La lucha contra esa crisis constituye uno
de los objetivos hacia donde el Papa dirige sus esfuerzos, hacia esa
parte del mundo que sufre las angustias de las guerras, violaciones
de derechos, abusos, el uso de la fuerza y políticas genocidas y
oportunistas.
El
líder espiritual de la Iglesia Católica recibió el saludo de
millones de cubanos y de forma significativa por la juventud presente
en el aeropuerto internacional José Martí y a lo largo de las
calles por donde transito como símbolo de la nueva Cuba dispuesta a
multiplicar su fuerzas y sus compromisos con la Revolución.
Cuba
es un país hospitalario y de claridades, forjado a lo largo de su
historia por difíciles transformaciones. Es un pueblo de fe. De una
fe a lo criollo, abierta a todas las religiones, porque es una nación
integrada en su cultura y por sus creencias, donde el católico, el
abakúa y el episcopal comulgan cotidianamente con los problemas y
esperanzas cotidianas de nuestro pueblo. En ese punto solo el
pensamiento de Fidel comprendió que no era posible fortalecer y
desarrollar la causa del nuevo movimiento de una revolución radical
sin el apoyo de esa amalgama de sincretismo que vive en el alma de lo
cubano.
La
empatía entre Cuba y el Papa Francisco desde su designación surge
precisamente de esa comunidad de pensamientos, de aquellas ideas que
forman parte de la piedra angular de nuestra Resolución, en lo
concerniente a la atención a la sociedad, a la educación y a la
protección de los mas desamparados, de las familias con pobres
recursos y los ancianos faltos de amparo filial. En las paginas de
esta historia que ha forjado la identidad del cubano de todas las
creencias se encuentran presentes estos programas que no solo ha
dignificado a nuestro pueblo, sino que se ha ganado el respeto y la
admiración de todos los pueblos del mundo, por ello esta realidad
contundente enunciado por el Papa Francisco durante su primera
intervención en Cuba deja ya para la historia y la reflexión esta
emotiva realidad “ … servir significa en gran parte cuidar
fragilidades, cuidar la tranquilidad... ser cristiano significa
luchar por la dignidad de sus hermanos .., hay que cuidar esos
dones...., quien no vive para servir no sirve para vivir.” Y esta
es, sin dudas el espíritu de la revolución cubana desde los mismos
párrafos de La Historia me Absolverá.
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