martes, 19 de febrero de 2013

Aun nos impresionamos


 
 
Me llamo Franklin Aramis Picapiedra Montejo, nací en 1942 y soy capitán jubilado de la aviación civil cubana.

Estudie en la International Aviation School en 1959, pero no se dejen impresionar por ese nombre, en realidad aquella era una escuelita con un solo avión, un piper J-3 que radicaba en las afueras del poblado de Bacuranao, en La Habana, en ese lugar iban a estudiar los jóvenes que queríamos ser pilotos, pero con pocas posibilidades económicas.

En esa época eso era muy difícil pues una hora de vuelo de instrucción costaba diez pesos. Otras escuelas podían cobrar hasta quince pesos esa misma hora pero con mejores equipos.


Durante 40 años trabajé en la aviación civil cubana y acumulé 16 mil horas de vuelo con apenas 17 accidentes aéreos, 16 de ellos debido al pésimo estado de las naves que realizaban labores de fumigación.

Sin dudas que el bloqueo comercial norteamericano contra Cuba impidió la adquisición de todo tipo de piezas de repuesto para nuestros aviones de aerolíneas y agrícolas en aquellos años donde la industria aeronáutica dependía totalmente de los EEUU.