En
nuestra larga vida como periodista ni siquiera imagino la cantidad de
figuras que han pasado en caravana ante mi puerta. Unos más
descoloridos que otros pero cada uno dejando su rubrica en el
cursar del tiempo. Unos inolvidables por su incidencia en nuestro
quehacer y otros como fuegos artificiales que suben y se dispersan en
luces sin que después aparezca ni siquiera el güin que los elevó.
Los hubo
y los hay brillantes u opacos. Auto suficientes y mediocres.
Inteligentes o ignorantes. Arribistas y designados. Género único
con variopintas especies. Por eso a veces me gustaría tener tiempo
suficiente para ir sacando estos personajes del rastro del olvido.
Tomar algunos de ellos como base material de estudio. Unos de seguro
que nos harán reflexionar seriamente sobre resultados en el
acontecer cotidiano, otros serían candidatos al premio honoris causa
de la trompetilla criolla.