Debió
navegar 17 422 kilómetros a través de 20 países para tratar de
probar que la mayoría de los primeros pobladores cubanos llegaron
procedentes de la cuenca de Suramérica en sucesivas migraciones.
Aquella fabulosa expedición en canoa del Amazonas al Caribe
realizada en 1987 por un equipo de científicos encabezados por el Dr
Antonio Núñez Jiménez fue un importante paso en el estudio del
poblamiento de Las Antillas y una acción concreta en la unidad
latino - americana caribeña.
De
las anotaciones de los cronistas del siglo XV ya se sabía que los
pueblos de la región hablaban lenguas aruacas, aunque algunas
comunidades preagroalfareras, el más complejo de los grupos de
nuestro archipiélago, era asimilado al momento de la conquista por
los ceramistas o se habían extinguido.
Es
necesario apuntar que los interpretes de Colón trataron de
comunicarse con ellos, pero a diferencia de lo acontecido en los
contactos con los pobladores de otras regiones de la isla, no
pudieron hacerlo ya que su comunidad cultural y lingüística eras
diferente respecto de los restantes aborígenes cubanos. Hasta ahora
los arqueólogos coinciden en asignar únicamente origen aruaco a los
ceramistas que desde Suramérica penetraron en las Antillas. De ahí
que el origen de los guanahatabeyes pudiera encontrarse en
Centroamérica, concretamente entre Belice y Yucatán, o desde el sur
de la Florida.