El
primer premio que recibí durante mis estudios fue una pluma de
fuente que le costo diez centavos a mi maestra en el Ten Cent de la
calle Maceo.
Estaba
yo en cuarto grado y me lo regalo mi buena maestra. Una gruesa mulata
todo bondad y que ese día me llamo “mi literato”. El premio fue
por haber ganado un concurso de composición sobre parásitos
intestinales. Mire usted que cosa. Nunca jamas he vuelto tocar ese
tema y si lo confieso hoy es para que no quede en el tintero.