viernes, 30 de junio de 2017

”En Camagüey todo fluye”




De tradición y sin cambio climático de por medio, los camagüeyanos sabemos que junio es uno de los principales meses de la temporada de lluvias. No por gusto queda en la memoria de generaciones aquellos aguachales del 24 con un ajiaco a medio hacer al paso de intempestivos aguaceros. Aunque en realidad y para hacer justicia, debemos decir que junio de común es el mes que menos precipitación aporta en el periodo lluvioso.
Si revisamos crónicas, reconoceremos que los orígenes de las fiestas del San Juan fueron precisamente estos temporales que duraban días y que obligaba a los peones y hacendados, dicen, esperar una mejoría del tiempo junto a sus corrales de ganado donde, a falta de hacer otra cosa, improvisaban fiestas y comidas colectivas que con el tiempo se extendieron y cambiaron de ritmo, color y nacencia. O sea que como el San Juan fue el resultado de los aguaceros de junio, por siglos generaciones de lugareños han compartido con ellos. A pesar de esto, que siempre parece que nos agarran por sorpresa.