jueves, 21 de mayo de 2015

La primera empresa cubano – norteamericana creada luego de 1959



Una mañana de febrero de 1957 Gilberto Silva Taboada, tranquilo biólogo vinculado a la Escuela de Ciencias Naturales de la Universidad de La Habana, estudioso de los murciélagos y miembro de la Sociedad Espeleológica de Cuba, fue sorprendido cuando sin previo aviso fue invitado con carácter de urgente a una suite del hotel Habana Hilton por los abogados de la firma Jova-Vega Penichet, representantes en Cuba de los negocios del norteamericano Jacobo Jack Arvey, influyente político de Chicago, por entonces presidente del Partido Demócrata de los Estados Unidos de Norteamérica y a la vez audaz industrial.
 
La conversación con los abogados fue muy directa; a Silva le invitaban a participar en una aventura financiera por la que, a partir de esos momentos, recibiría 1 200 dólares mensuales, más el cargo de director técnico de la una proyectada Compañía Cubana de Guano de Murciélago. A cambio el biólogo debía estudiar las posibilidades de explotar con éxito este recurso natural en nuestro país y eliminar por cualquier modo –y eso era muy importante--, al mafioso cubano-norteamericano Trino Alejo, quién había engañado a Mr. Arvey para infiltrarse en la empresa, falsear documentos y obtener ganancias a espaldas del magnate yanqui. El estudio del guano y la desaparición del tal Alejo debían de ser cumplidas en un plazo breve o Silva también podría correr peligro.
La premura de los abogados tenia dos importantes razones; la primera porque los depósitos de las cuevas del Gran Cañón del Colorado, lugar donde operaba la empresa de Arvey en un negocio que les reportaba treinta millones de dólares al año, se hallaban a punto se agotarse, de allí la necesidad de tener a mano toda la información sobre la cantidad y la calidad del guano en nuestro país.
 Lo segundo era adelantarse al avaricioso dictador cubano Fulgencio Batista, quien en más de una oportunidad le había comunicado a Mr. Arvey sus intensiones de sumarse a la lucrativa empresa que se establecería en la mayor de las Antillas.
Sin tener idea de como se libraría del mafioso, Silva aceptó la propuesta y comenzó a investigar los contratos y documentos manipulados por Alejo. No tardó mucho el capo criollo en conocer las investigaciones del biólogo y prefirió, antes de caer en el capítulo de los ajustes de cuenta, visitar a Silva para amenazarle y sumar otra propuesta; o se declaraba cómplice y vendía su silencio o lo mataba. Así de sencillo.
Al conocer la baladronada de Alejo los abogados de Arvey decidieron ocuparse personalmente del asunto e invirtieron los papeles. A Trino Alejo le dijeron que tenia 24 horas para desaparecer de la escena o podría salir lastimado y ya no habría arreglo. El mafioso criollo, que no era tonto, tomó al vuelo la insinuación y se perdió del país con un cheque de 250 mil pesos.
Libre de aquellas bravatas, Gilberto Silva visitó varias regiones de Cuba para ubicar depósitos y analizar las muestras extraídas. Se hallaba en esas gestiones cuando conoció las obras que la pequeña compañía Corredera – Arruz y Díaz, realizaban con el fin de extraer guano de murciélago de la cueva de El Circulo al este de la Sierra de Cubitas, en Camagüey, su principal accionista, Manuel Corredera, colono avecindado en Minas, se dedicaba desde hacia mucho a mejorar los cultivos de las fincas de los alrededores con el uso de abonos químicos y orgánicos. 
 En sus campañas de prospección por la zona Corredera hizo analizar el guano depositado en diferentes salones de la espelunca. Satisfecho con el resultado adquirió el lote donde se encontraba la cueva en la finca El Infierno, propiedad de los esposos Emilio Ballagas Rodríguez y Modesta Membribe Romero, con el derecho de construir un terraplén de casi un kilometro de extensión desde el camino vecinal que cruzaba ante la entrada de la finca al sitio donde se realizarían las extracciones.
Para esa obra Corredera contrató por treinta mil pesos los servicios de húngaro cubanisado Georg Lucas, hombre también de mucha iniciativa y experiencia en el montaje de grandes instalaciones industriales, incluyendo molinos de viento para la extracción de agua que habían ganado prestigio en el sector pecuario. Lucas aceptó la oferta, sumando a lo que entonces se consideraba una aventura al ingeniero Héctor Poveda Suárez, y al mecánico Emilio García, ambos trabajadores de su propio taller.
 “Trabajamos como seis meses bajo tierra para hacer esa obra que fue una locura, nos relataría muchos años después Poveda, La extracción la solucionamos así, el guano salía de la cueva a bordo de la góndola con un metro cúbico de capacidad colgada del monoriel hasta ir a descargar a un embudo a unos 100 m de distancia frente a la boca de la cueva que estaba unos 20 m por encima de la zona de descarga. Debajo del embudo se colocaban los camiones para ser cargados”,
Durante una visita a El Circulo el biólogo Gilberto Silva comprobó que el guano era no solo de magnifica calidad, sino que allí se depositaban cientos de miles de toneladas, por lo que con el apoyo de la firma de abogados que le patrocinaba estableció negocio con Corredera, mediante el cual el colono se mantenía como propietario de la cueva, pero vendería las instalaciones a la nueva empresa que seria oficializada, recibiendo a cambio una bonificación del 10 por ciento de las ganancias netas.
Finalmente a mediados de 1958 los norteamericanos oficializaron en Chicago The Cuban Gung Bat Company con oficinas comerciales al sur de los EE.UU, iniciándose una fructífera industria extractora desde Camagüey, empresa que por cierto, ya a esas alturas, no iba a tener mucho futuro dada la situación política del país. 
 Luego del 1ro. de enero de 1959, y designado el Dr. Antonio Núñez Jiménez Director Ejecutivo del Instituto Nacional de la Reforma Agraria. INRA, Silva le propuso a Núñez nacionalizar los depósitos de guano y propiciar la participación del estado junto a la firma norteamericana en su explotación. Realizadas las consultas de rigor al gobierno cubano le interesó el negocio tanto como a la firma comercial, por lo que luego de algunos acuerdos entre la Compañía norteamericana y el INRA, el 15 de junio de 1959 se constituyó, apenas un mes después de ser proclamada la Ley de Reforma Agraria, la primera empresa mixta – estatal – privada de la Revolución, con el nombre de Empresa Cubana de Guano de Murciélago S.A, cuyo representante en la provincia de Camagüey, designado por Silva, fue José Manuel Guarch, presidente del Grupo Espeleológico Yarabey.
En poco tiempo se manifestó el éxito del nuevo abono orgánico extraído de la cueva del Circulo, comercializándose este en paquetes y cajas cajas de una libra al precio de 0.69 centavos; fue tanta la demanda entre los pequeños agricultores y jardineros del sur de los EE.UU. que con el primer envío se pagó toda la inversión inicial.
Mientras y para ampliar las posibilidades del comercio de abono orgánico, el 23 de septiembre el INRA creó la Oficina de Guano de Murciélago y Tierras de Cavernas. La Resolución 32 con esta fecha señala en uno de sus por cuantos;
El INRA tiene celebrada con la compañía de Guano de Murciélago S.A. un contrato en virtud del cual el INRA se obliga o compromete a la extracción del guano de murciélago y tierra de cavernas contenido en los depósitos y yacimientos existentes, cuyos materiales serán procesados por la citada Compañía Anónima para abastecer al mercado nacional y las solicitudes del mercado extranjero”
En octubre la institución fue adscrita al Departamento de Industrias del INRA, atendido por el Comandante Ernesto Guevara
Sobre aquellos momentos Silva recuerda; “El guano de murciélago camagüeyano barrió con la competencia de otras 20 empresas de abono, tanto del propio Estados Unidos como de otros países. En poco tiempo, y con las primeras cien mil toneladas obtenidas en El Circulo, el ingreso de las exportaciones permitió ampliar el negocio, explorándose otros yacimientos en las cuevas de Punta Caguanes y Punta Judas, en la costa norte de la actual provincia de Sancti Spíritus, construyéndose además el motel de Las Cuevas, en Trinidad.
Sin embargo, al percibir la marcha que seguía la Revolución, el gobierno yanqui comenzó a entorpecer la economía de Cuba. En junio de 1960, y mientras las relaciones entre los dos países se deterioraba por horas la administración estadounidense comenzó a propagar una campaña de desprestigio contra los productos cubanos, en la que sumó al guano de murciélago, e incitaron a limitar su compra o prohibir su uso. De este se dijo que estaba contaminado o supuestamente dañado por productos químicos para así obstaculizar los embarques mientras amenazó a los empresarios con suspenderles todas sus licencias comerciales. 
 En ese mismo mes el gobierno yanqui despojó a Cuba de su cuota azucarera, y en agosto, nuestro país respondió con la nacionalización de todas las empresas extranjeras en una lista donde figuraron 36 centrales azucareros norteamericanos. Por supuesto que la Empresa de Guano de Murciélago no podía estar al margen de esa lucha y Mr Arvey decidió abandonar el negocio y cerrar sus oficinas comerciales, determinación que adoptó justo cuando en los muelles de Miami se encontraba el mayor cargamento exportado hasta entonces desde las cuevas cubanas; por supuesto ese envío jamás fue pagado.
Finalmente el 3 de enero de 1961, se derrumbaron las relaciones entre los dos países.
Para buscar una alternativa al comercio del guano, empresa de la que dependían decenas de trabajadores, el INRA estableció negociaciones con las cooperativas campesinas para la venta del producto en esas pequeñas fincas y parcelas productivas
En ese propio año, justo el 13 de octubre, el Comandante Ernesto Che Guevara, entonces titular del Ministerio de Industrias, convocó a funcionarios de ese organismo en la provincia a una reunión que se produciría en horas de la tarde en el teatro José Luis Tassende de la ciudad de Camagüey. Con tiempo suficiente para acudir a la plenaria, apenas descendió de la avioneta en que viajó desde La Habana el Che, en compañía del Capitán Enrique Mendoza Reboredo, delegado del INRA en la provincia, partió hacia Nuevitas, región en la que por entonces se proyectaba un marcado desarrollo industrial, fijando en en ese viaje la ubicación de las fábricas de cemento 26 de Julio y la de alambres y electrodos Esteban Lugo.
Desde ese sitio se dirigieron hacia la Sierra de Cubitas a donde llegaron al filo del medio día a fin de conocer las instalaciones de la cueva de El Círculo y decidir el futuro de la empresa extractora, ahora sin el respaldo de las exportaciones y sometida a una fuerte campaña por parte del gobierno norteamericano. En la plazoleta, junto a la boca de la cueva el Che se reunió con los trabajadores y conoció las difíciles y peligrosas condiciones laborales de aquellos hombres bajo tierra. Poco después durante el encuentro con los funcionarios del Ministerio de Industrias, el Che recordaba aquella visita a El Círculo al reiterar la atención que se debe dar al hombre cualquiera que sea la labor que le tocara desempeñar, el aprovechamiento de la energía humana y el estudio como una obligación diaria.
A pesar del esfuerzo, la falta de cultura en el campesinado para el uso del abono orgánico, más los contratiempos enfrentados con el transporte, envases, mantenimiento técnico de los equipos y otros problemas que agravaron la situación se determinó liquidar la empresa y cerrar las instalaciones, lo que ocurrió a finales de este propio año.

En lo actual Gilberto Silva Tabuada es Miembro Correspondiente del American Museun de New York. . Ha sido distinguido con diversas órdenes, y premios nacionales e internacionales como: Orden Finlay, Premio Academia, Miembro de Honor de la Academia de Ciencias de Cuba e Investigador de Mérito del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba. Fue la primera persona en recibir el Premio Spalanzanni que otorga la Asociación de Murcielagosa científicos distinguidos por la obra de toda la vida en el estudio y conservación de los murciélagos cubanos. 

 Fotos; GEGEM y archivo Adelante

 




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