Nadie
sabe cuando surgió Las Veguitas y muchos menos porqué en ese lugar
donde nunca jamás parece que existió vega alguna de tabacos. Lo
primero fue, parece, el ingenio azucarero Bainoa, cuyos restos aun se
hallan dispersos en el bosque y a espaldas del poblado, entre la
Sierra de Cubitas y el llano del sur, el río Jigüey sinuoso y
cubierto por un bosque de de majaguas que en florescencia tiñen de
sangre las aguas.
Situado
en los confines del este del municipio Esmeralda, casi sobre la
frontera con el territorio cubitero, Las Veguitas tomo impulso por la
década de 1970 a partir de la explotación forestal y con el trabajo
agropecuario de la granja Osvaldo Sánchez Cabrera. También la
promesa de un desarrollo turístico en el entonces Parque Nacional
Alfredo Álvarez, Mola, situado a corta distancia, motivo una
esperanza de bienestar que con lógica impulsó el aumento de su
población e instalaciones sociales de atractiva solvencia.
Fueron
estas condiciones las que levantaron en la comunidad una peculiar
identidad con su entorno cuyo patrimonio hoy, forjado en aislada pero
constante lucha, constituye tenaz esfuerzo de supervivencia contra el
olvido, incluyendo aquel sueño de
desarrollo en las perspectivas del Centro Turístico de la Cueva del
Indio a donde llegaba una cierta cantidad de turistas extranjeros; al
cabo ese proyecto se abandonó y hoy aquel espacio es en la actualidad
una dolorosa ruina.
Lo
que dice “el niño”.
Primitivo
Ruíz Rodriguez, “El niño” como se le conoce
en la comunidad y en todos los montes del entorno, anda buscando sus
69 años en la cabina de un asmático tractor que es en la actualidad
santo y seña de Las Veguitas. Avecindado en el lugar desde sus
primeros doce años de vida, Primitivo dice haber vivido los mejores
años de la comunidad cuando las tierras de la granja abastecía de
viandas y vegetales al municipio y cientos de cabezas de ganado
ocupaban potreros hoy borrados por el marabú “Con doce años vine
a desmontar estas tierras para la granja, eso fue por el año 62.
Tuvieron que permitir que trabajara porque no tenia quien mantuviera
mi familia. Esas cosas que parecen olvidadas hay que enseñárselas a
los nuevos porque la vida no siempre es tan fácil. Aquí las cosas
han cambiado, como quien dice, “se trancó el dominó”.
“Quedan
pocos vecinos tal vez 15 casas, desde hace mucho no hay transporte.
Utilizamos un grupo electrógeno para el alumbrado, pero se rompe con
frecuencia y como ves, pasamos el fin de año a oscuras. El camino es
un infierno y cuando caen un par de gotas de agua nos quedamos
aislados Mira, de todo esto y lo otro será mejor que hable el
Delegado”.
!Que
bárbaro, Bárbaro!.
La circunscripción 30, que no pertenece a consejo popular alguno en el
municipio Esmeralda, ocupa una extensa área del extremo occidental
de la Sierra de Cubitas que va desde Los Gúiros al paso de Las
Amarillas con sede en Las Veguitas. A pesar de ese espacio hoy cuenta
con solo 63 habitantes debido a un constante éxodo de familias, en
especial jóvenes hacia otras comunidades del entorno de la ciudad
de Camagüey y la propia Esmeralda. La edad promedio de los que
quedan en Las Veguitas es de algo mas de 50 años. La proporción
preocupa pues entre jóvenes y niños solo hay cinco menores de edad.
“Ya
de aquí por lo menos deben de haberse ido alrededor de 25 familias,
---recuenta Bárbaro Pérez Guerra, el Delegado de la
circunscripción que hoy parece transitar por las siete aguas
calientes----. Todas nuestras dificultades parten de dos problemas
básicos, la falta de electricidad y el aislamiento a causa del mal
estado del camino. A partir de allí todo se nos enreda. Contamos con
un grupo electrógeno que estuvo roto casi por ocho meses hasta que
hace poco trajeron otro de menor capacidad pero no funciona muy
bien:, nuestro círculo social fue arrendado a particulares pero como
en esta comunidad no hay mucho movimiento comercial, tuvo que cerrar;
el equipo convertidos de electricidad en en nuestra sala de vídeo
está roto desde hace un año, al igual que el del consultorio médico
y el de la escuela que el pasado año no funcionó.
“Hace
más de doce año no hay transporte, hubo momentos en que se puso una
guagua con un tractor, luego se adaptó un camión, también se
buscaron alternativas con organismo para que una vez a la semana nos
apoyaran, eso tampoco funcionó y nosotros que estamos a 30
kilómetros de Esmeralda nos quedamos aislados. ¿Qué cómo
resolvemos?, pues salimos en carretones, a caballo, en bicicleta, a
pie, en lo que se pueda.
“Tenemos
un teléfono de baterías, así que cuando alguien sale a Esmeralda o
a donde haya electricidad, se le da el equipo para cargarlo allá,
de regreso solo lo utilizamos en casos precisos para alguna
información o gestión, no me hables de teléfonos celulares porque
aquí solo hay cobertura en algunas partes”
Primer
ejemplo de identidad
Neida
Acosta Recio, tiene doce años y estudia en la Escuela de Oficios
Antonio Suárez Domínguez, en Jaronú, Ella aspira a ser médico o
periodista, aun no lo decide, pero lo que si ha decidido es su amor
por el territorio como ejemplo de la identidad de los vecinos de Las
Veguitas por su patria chica,
“Aquí
está mi familia y mis amigos, me he criado aquí y me gusta el
lugar, el paisaje y la gente- El camino y la falta de electricidad
son dos cosas que nos preocupa a todos pues a pesar de lo que se
hace, no ha tenido solución.
La
Maestra que no se va
“Mi
escuela de multígrado es la Osvaldo Sánchez Cabrera, llevo en ella
quince y tengo cinco alumnos. A veces he pensado marcharme de aquí
porque este es un lugar que se hace cada vez mas difícil, pero pasa
el tiempo y me quedo con mis alumnos a quienes sé que no puedo
abandonar porque, ¿quién vendrá entonces?” Con marcado
sentimiento Margarita Recio, la maestra, que es a la vez esposa del
Delegado , nos hace un recuento de calamidades, pero sobre eso
aparece la disposición de luchar en este lugar hasta lo último.,
“Ya solo quedamos los que nos vamos morir aquí”, dice.
Si
algo bueno hay en esa comunidad es ….
En
la opinión de Delfina Rodriguez Santana, presidenta de la Asamblea
Municipal del Poder Popular en Esmeralda, Las Veguitas es, aparte de
ser una comunidad compleja , está muy aislada pues el lugar no
cuenta con base productiva alguna que permita apoyo para su
desarrollo, salvo instalaciones estatales básica de servicio
social, como una tienda. En el orden laboral solo existe, señala la
presidenta, una parte de la granja militar aunque ella no se encuentra en el territorio del municipio.
Como
por años la situación del camino ha resultado de muy difícil
solución para el gobierno local, la presidenta nos ofrece una
cuidadosa relación del presupuesto económico para estas
importantes obras, algunas de las que podrán ser resueltas durante
el presente año. También señala los problemas con la
electrificación del territorio.y explica una posible variante de
llevar las lineas eléctricas desde la comunidad de Banao, en el
municipio Camagüey, distante apenas diez kilómetros de Las
Veguitas. Por otro lado reconoce que aunque se le dio mantenimiento
a la estructura del consultorio médico, existen dificultades con
el mobiliario del lugar.
“Si
algo bueno tiene Las Veguitas es su identificación y su sentido de
pertenencia, eso se reconoce y todos los procesos allí desarrollados
se llevan a cabo con buenos resultados--- abunda la presidenta
convencida de que en realidad aquella distante comarca tan apartada
de todos y de todo, bien merece un justo esfuerzo para su desarrollo
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