viernes, 30 de junio de 2017

”En Camagüey todo fluye”




De tradición y sin cambio climático de por medio, los camagüeyanos sabemos que junio es uno de los principales meses de la temporada de lluvias. No por gusto queda en la memoria de generaciones aquellos aguachales del 24 con un ajiaco a medio hacer al paso de intempestivos aguaceros. Aunque en realidad y para hacer justicia, debemos decir que junio de común es el mes que menos precipitación aporta en el periodo lluvioso.
Si revisamos crónicas, reconoceremos que los orígenes de las fiestas del San Juan fueron precisamente estos temporales que duraban días y que obligaba a los peones y hacendados, dicen, esperar una mejoría del tiempo junto a sus corrales de ganado donde, a falta de hacer otra cosa, improvisaban fiestas y comidas colectivas que con el tiempo se extendieron y cambiaron de ritmo, color y nacencia. O sea que como el San Juan fue el resultado de los aguaceros de junio, por siglos generaciones de lugareños han compartido con ellos. A pesar de esto, que siempre parece que nos agarran por sorpresa.
 
Para este año, si bien el día del ajiaco se fue en blanco y aun el 25 hizo una noche magnifica para el primer paseo, lo que vino luego fue un desquite de San Pedro. quien abrió lluvias y tormentas celestiales para inscribir en las cronistas sanjuaneras de los inicios del siglo XXI.
De todas formas la prensa que se ocupa y preocupa por el San Juan podrá hacer a finales el recuento obligado con vivencias y anécdotas al estilo tradicional, sin dejar de reconocer el esfuerzo del Gobierno local por sacar adelante este comprometido festejo multitudinario en el que intervienen miles de personas, desde los organizadores al mas humilde de los requintos de la ultima conga en desfile. En nuestra ciudad, para el San Juan todas las personas son necesarias. y aunque esta es una fiestas legendaria, no conozco yo a dos personas que tengan la igual opinión sobre el tema, validando el aquello de que “cada uno habla de la feria como le va en ella”.
Hemos tenido, como siempre, este lastre de luces y sombras del que tanto trabajo nos cuesta sacudirnos. Los enredos económicos. ocupan demasiado tiempo a los programadores de una fiesta que necesita agilidad en su ejecución. También nos lastima el oportunismo callejero, el de los elevados precios de los productos bajo la engañosa sombrilla de “oferta – demanda”. Nos golpea el adulterio de las bebidas, el escamoteo del pago de impuestos, el dejar hacer por quienes deben cuidar el bolsillo a la economía estatal y al bolsillo del ciudadano.
En esencia el San Juan, que es la mas importante fiestas de la provincia, no es un espacio solo para el divertimento. Ni siquiera es parte de nuestra la tradicional forma de recibir el verano y el periodo especial de vacaciones, el San Juan, en todos los tiempos, y mas aun en este, es un tema en realidad político. Ha sido siempre y es, el termómetro que permite medir la eficiencia estatal, la satisfacción ciudadana, el recurso económico y la disposición de la comunidad para expresa su estado de animo.
Hace unas hora, un artistas del humor llegado a nuestra ciudad para participar en la programación, decía, al opinar sobre este San Juan, “que no conocía en Cuba otro pueblo como este, pues en Camagüey todo fluye”. Que nunca parecería que hay problemas, contratiempos, fallas, pesimismo o no se puede. Y lo dijo porque al final las cosas salían. Se daban Y todos contentos.
El público presente se rió muchísimo de aquella ocurrencia, a pesar de que sabíamos que lo dicho es realidad. En definitiva nosotros sabemos que todo nos sale a pesar de algunos que piensan bien, pero tarde. Sucede que no acabamos de concebir en esta constante necesidad de hacer lo mas urgente primero dejando a un lado lo más importante, que el San Juan necesita la necesaria prioridad para con tiempo y distancia pensarlo temprano para que salga mejor

No hay comentarios:

Publicar un comentario