jueves, 31 de agosto de 2017

!Vaya, Tres mangos por diez pesos!



Tuve la suerte de nacer en una época en que el viandante por diez pesos te vendía todos los mangos de su carretilla, incluyendo la carretilla. Hoy es común el aquello de; !Vaya, tres mangos por diez pesos!; !Aprovecha que se acaban, aguacate a quince!, sin olvidar el doloso pregón de !La papa...la papa ..la papa!, en una espiral de precios que nos desfleca los bolsillos y catapulta opiniones hacia espacios que en verdad nadie sabe como van a terminar.
Funcionarios que se supone deben chequear, controlar y supervisar precios y licencias y dejan mucho que desear en sus tareas; puede que a propósito, puede que a despropósito, pero hace mucho chapoteamos en el igual circulo inoperante a la vista de una población cada vez mas agotada en sus reclamos.
A pesar de estas buenas intenciones de chequeos, acuerdos y declaraciones, el seguimiento y atención a este problema tan vital hoy como el tratar de bajar de las nubes el plato de comida de cada día, sigue resbalando en el mismo trillo sin concretar el aterrizaje.

Se me objetará que la falta de materias primas, la insuficiencia industrial, la casquivana productividad o la llegada a tiempo de importaciones es la causa por lo que productos de nuestro propio patio lugareño adquieran dimensión astronómica en la economía popular. Se me dirá que el bloqueo, el cambio climático o el deshielo de los polos obliga a aceptar la multiplicación de los precios o a tragarnos el anzuelo de la oferta y la demanda, rejuego peligroso y ya sin control a pesar de las tantas y tantas manifestaciones populares. Estados de opinión siempre mal tamizados por los electores en sus reuniones con el delegado, donde aparte de temas materiales que pueden ser resueltos con mucho esfuerzos por la propia comunidad, estas aristas de precios, calidad de productos y distribución mal se resuelven o no se resuelven en lo absoluto, a pesar de las buenas intenciones de un gobierno popular que necesita mas poder de dirección y control entre sus dependencias algunas de las cuales repiten incumplimientos, incidencias y desaciertos entre uno y otro mandato sin que pase nada, como no sea una que otra amonestación publica o privada a nivel de oficina o el trasiego de un maloso de una a otra .
Puede que para un determinado nivel de la sociedad la multiplicación del precio de un producto en un 50 o un 100 por encima de lo normal parezcas viruta, eso bien se sabe, pero el ciudadano de a pie, que es mayoría absoluta y decisoria, sufre esta carrera descocada de precios, estales o particulares, sintiéndose absolutamente desprotegidos, no de promesas, que de esas llueven, sino de acciones reales para beneficio general.
  Las Revolución enseñó al cubano a pensar y a decidir, pero también nos enseñó a no creer en retoricas hoy obsoletas, sino en acciones practicas y objetivas. De lo primero ya el pueblo se cansa, de lo segundo aun nos queda camino por delante. Será saludable que los hacedores y los tenedores tengan en cuenta que llegan tiempos donde el agua reboza la copa. Lo señaló Fidel, no como consigna sino como verdad; ”Hay que cambiar todo lo que debe ser cambiado” y ello incluye, no se hagan ilusiones; métodos, ideas, funcionarios y formas de pensar y actuar porque la Revolución necesita de nosotros para; “desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional” Y esas fuerzas, todos los sabemos, está aquí, dentro y fuera. Lo advirtió Fidel, ojo con esto .

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