Ya
a mediados del siglo XIX el camino a la ermita de La Caridad, al este
de la población, se convirtió en la avenida de Los Mangos gracias
al romance entre una hermosa criolla y un enamorado teniente
gobernador quien embelleció la calzada haciendo sembrar de árboles
frutales el camino. Luego, a partir de los inicios del XX, fue la
Avenida de La Libertad .
Junto
con el florecimiento de la ciudad y el regodeo de las casonas
señoriales de los comerciantes y hacendados lugareños la avenida
cobró prestancia con portales, aceras, alameda y bancos. La linea de
tranvías y el pavimento dieron el toque de modernidad
vigecimonónica, postal rota cuando a partir de 1940 junto con otras
obras públicas realmente importantes para la ciudad, la plaza de La
Caridad y la avenida se transformaron hasta el punto que hoy
conocemos.
Al
borde de las aceras y a lo largo de sus siete cuadras se plantaron
ocujes y unas 64 farolas de hierro diseñadas especialmente para la
avenida camagüeyana. Al pie de cada farola puede leerse aun; “Habana
Cuba. Fundición Habana S.A. Calzada de Concha 809. Habana Cuba 1940”
Con
el tiempo desaparecieron los tranvías y los ocujes fueron a veces
podados y en ocasiones talados para volver a sembrar ocujes. Las
viviendas se hermosearon y la modernidad ya pasada la década del
1960 transformó la avenida en un magnifico bosque de columnas y
viviendas con todos los estilos arquitectónicos que podemos
imaginar.
De
nuevo en su lugar
Así
que como en 74 años pueden pasar muchas cosas, alguna vez se intentó
desmontar las farolas por obsoletas para hacerlas fundir, más
siempre estuvo este o aquel que rodilla en tierra las defendieron.
Con todo y a lo largo de la historia, las farolas de la Avenida de La
Libertad comenzaron una a una a desaparecer por esta o aquella causa.
Desaparecían pero no eran repuestas, y si eran respuestas eran otras
modernas luminarias que nada tiene que ver con el en torno.
Finalmente se tomó la sabia decisión de regresar los modelos
originales de las farolas a su lugar, rescatar lo perdido y
reconstruir las que pudieran faltar.
En
esta fase la misión le corresponde ahora a la vieja fábrica de
Bombas de Agua Alejandro Arias, perteneciente a la Empresa
Metalúrgica de Camagüey
la misma que fundada en la década de 1940 por los hermanos Raimundo
y Máximo Steere, fue donada por estos al Estado Cubano en 1959 a
través del Comandante Ernesto Che Guevara, cuando era titular del
Ministerio de Industrias,
“Lo
primero, que siempre es o mas difícil, es que no estamos diseñados
para hacer farolas sino bombas de agua. Y no bombas de agua de
cualquier tipo sino bombas horizontales centrífugas, herramienta de
alta demanda entre los cosecheros de tabaco así como
tres
tipos de bombas manuales”,
interviene el ingeniero mecánico Guillermo Piñeiro Libera, director
de la fábrica, en un aparte sostenido en el salón principal de la
fundición y donde también están presente un par de plantilleros,
héroes anónimos de esta tarea.
Un
encargo peculiar
Presionados
con un programa para un sistema de riego con bombas diseñadas por la
fábrica, la
fundición lucha por mejorar su infraestructura técnica y productiva
a tono con las exigencias, demandas y perspectivas del desarrollo
agropecuario del país. Sin embargo, aunque en la Alejandro Arias no
están diseñados para este peculiar encargo, la fabricación de
farolas tiene a su favor las
mañas
transmitidas de una a otra generación en ese colectivo, que les
permite calificar entre los buenos fundidores del sector
sideromecánico del país.
“Pero
hacer farolas es ya otra cosa--- insiste el ingeniero Piñeiro--- ,
en primer lugar no teníamos las plantillas para los moldes, pues
aunque este es un oficio que se aprende a pie de horno y con la
experiencia de años; ese es un proceso complicado donde hay muchas
cosas a tener en cuenta, por ejemplo la calidad de la plantilla, los
moldes, la selección del metal, la temperatura, la colada en el
molde. La lámpara no tenía logística, o sea, no tenía plano ni se
sabía cómo hacerlo así que comenzamos de cero para fabricar algo
para lo que no estábamos preparados”.
Finalmente
se logró la plantilla adecuada copia fiel de las diferentes piezas
que componen farolas originales, preparándose condiciones para dar
termino a las primeras cinco fundidas aunque aun es preciso dan el
acabado donde se certifica la calidad de la obra en su conjunto.
Orgullosos
de la iniciativa que hizo llegar las farolas de la Avenida de La
Libertad, a la fundición, el jefe de brigada, Jesús Geronés
Pérez y el plantillero Eneris López Cansino, describen cómo fue
necesario desarmarla una de ellas en su totalidad para saber cómo se
había procesado y la manera en la que fue fundida y soldada hace más
de medio siglo. Opinan los especialistas que la tarea, aunque difícil
no es imposible a pesar de que la lámpara tiene piezas complicadas,
con la dificultad de que el horno con el que cuentan para la colada
del aluminio fundido
sobre
el molde no tiene capacidad para procesar la columna que sostiene
todas la estructura y a la que hay que hacer modificaciones que la
van a beneficiar, en ese punto han de entrar en el proceso los
fundidores de los talleres ferroviarios, cuya experiencia en estas
grandes y pesadas piezas es proverbial
“Eso
sí, tendremos una lámpara cubana, con calidad y muy fiel a la
original, teniendo en cuenta que aquellas primeras se hicieron hace
más de medio siglo con otras condiciones y técnicas. De todas
formas es nuestro orgullo camagüeyano quien nos ha hecho posible
rescatar esas lámparas y de seguro que tendremos también otras
tareas en favor del patrimonio de la ciudad”, dijo finalmente
Piñeiro Libera.
Reflexión
Se
restablecerá finalmente la avenida de La Libertad, una de nuestras
más hermosa y emblemática calzada en su historia y en su
arquitectura. Las Farolas, apenas tenidas en cuenta por algunos,
conforma el paisaje de esa geografía citadina cuyo entorno es postal
urbana de valor estético y espiritual para el Camagüey.
Fotos;
Leandro Pérez Pérez y Otilio Rivero Delgado
Fotos
1.-
Las farolas y su medio siglo de historia siempre presente (foto de
la farola)
2,.
(005) Una misión difícil y única en el país con el amor por la
ciudad. (de Otilio)
3.-(0013)
Lo primero fue enfrentar la falta de experiencia en esta tarea, dice
Guillermo (de Otilio)
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