viernes, 9 de octubre de 2015

A propósito de una caída.





Muy temprano el miércoles nos avisan de que esa madrugada un ciudadano que en estos momentos se encuentra detenido y sujeto a investigación, subió al monumento que simboliza a la Patria, en el conjunto escultórico del Mayor General Ingnacio Agramonte Loynaz, en el parque central de nuestra ciudad, derribándola. Los daños fueron mínimos y de inmediato la Dirección de la Oficina del Historiador hizo que en breve tiempo y con trabajadores de la Empresa de Restauración y Conservación restituyeran la pesada pieza a su pedestal donde se encontraba desde el 24 de febrero de 1912.
Hasta allí la noticia de primera mano.
Sin embargo esa agenda precisa de otra lectura.
 
La ética ciudadana se compone por un conjunto de normas, principios y razones que un individuo establece como línea de su propia conducta. La moral es aquel conjunto de normas que se transmiten de generación en generación, evolucionan con el tiempo y poseen diferencias con respecto a otras sociedad y épocas históricas. O sea que tanto ética como moral significan lo mismo porque ambas se refieren a la conducta de los individuos relacionadas con pautas y valores de la sociedad.
Sin embargo, existen cuestiones que merece la pena tener en cuenta a la hora de examinar cada conjunto social. En oportunidades surgen manifestaciones de indisciplinas y violaciones que empañan el quehacer cotidiano de la comunidad, en estos casos la ley establece regulaciones porque ella es la confianza de la sociedad. 
Para alcanzar esa confianza,la sociedad cubana ha tenido que transitar por mas de un siglo de angustias para convertirla en un país seguro, protegiendo sus principios éticos y morales asegurados por la percepción de justicia que conquistamos. Por fuerza de identidad los lugareños guardamos ambos principios como patrimonio.
Por eso, cuando actuamos apegados a valores éticos, no solamente estamos cumpliendo con un deber cívico, sino que también le estamos  dando un sentido a la vida que vas más allá del cumplimiento de las obligaciones que se desprenden de nuestras responsabilidades como ciudadanos Ser ciudadano implica tener un sentimiento de pertenencia a una comunidad y obtener un reconocimiento de esa comunidad política.
Como la Patria es la tierra natal o adoptiva que está ligada a una persona por vínculos afectivos, jurídicos y/o históricos, ella es por lo tanto el lugar de nacimiento, el pueblo de los ancestros o el país donde nos radicamos a partir de un cierto momento de su vida. Por ello la profanación de los símbolos patrios, cualquier que estos sean, se encuentran sancionados por sociedades civilizadas
El suceso nos coloca en alerta. Es hora de que todos a una, familias, maestros y la comunidad retomen riendas de educación para aquellos, que perdida la identidad ciudadana, transitan senderos equivocados. Camagüey, paradigma de la dignidad ciudadana en el país guarda como su mayor tesoro aquella riqueza que nos lego como patrimonio el orgullo de ser camagüeyano y el civismo de los valores patrios que son nuestro escudo.

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