miércoles, 10 de febrero de 2021

Vampiros en Camagüey.

 

La primera vez que vi a un vampiro estaba en estado de fósil y enterrado en el fondo de una cueva. El animalito debió vivir hace cincuenta mil años y murió por la vía natural de un cambio climático que extinguió otras numerosas especies. Al menos eso creíamos entonces.

Hace dos noches escuche un murmullo agresivo en la calle. “¡Vampiro!”, grito de pronto alguien. “”¡Por eso salen solo de noche!”. Otro vecino apostilló. “¡Para mi que son sijúces. ¡Sijúces es lo que son!”.

Me mantuve el alerta todo el resto de la noche prestando atención a lo que sucedía afuera. Pero aparte de nuestros escándalos habituales de momento no sucedió nada mas. Luego pasaron dos ciudadanos empujando una carretilla pregonando a viva voz su mercancía. “¡Vaya, tu calabaza, buuuurro, tomaaaate, buuuurro!”. Y el otro: “¡Vamokemevoy, pepino, acelga, llevatuyuuuuuca!” 

 

Dicho y hecho. Se formó el tumulto de vecinos en torno a los viandantes. Algunos tempraneros que estaban ya en cama se tiraron a la calle para agarrar algo porque la oportunidad la pintan calva. Comenzó la clásica tragedia griega del tira y hala. “¿Cómo que tres pepinos veinte pesos, tú estas loco? … ¡Y esa calabaza cincuenta pesos, en que mundo tu vives mijo? …!Coño, que falta hace aquí un inspector!”. Un vendedor, seguro que a esa hora no hay inspectores, ya tenia su discurso para capear estos chubascos. “No obligo a nadie mi madre, si la va llevar la compra, sino no etorbe”. Discusión de punto y seguido que ya imaginamos. Entonces, en magnifico relevo, intervino el otro colega de la carretilla para asestar el golpe gracia y que nadie mas metiera la cuchara, “¡Oiga purita, etoé oferta y demanda!”.”¡Que oferta ni que demanda, ustedes son unos vampiros! “.

Y si, todo indica que sin exportarlos de los castillos de Transilvania, otros vampiros criollos, autóctonos como a veces la Covid 19, clavan colmillos tan letales como aquellos, solo que estos acá, adaptados a tiempos modernos, descosen bolsillos.

 Considero que entre otras cosas estamos pagando la burocrática cadena que permitimos eslabonarse desde el surco a la tarima. Se crearon y permitieron intermediarios oficiales y no oficiales que restaron seriedad y autoridad a gestiones comerciales que en alguna forma facilitaron escamotear, ocultar y revender productos encareciendo precios de uno a otro escalón, apadrinando con ese proceder semioficial el turbio mundo del agiotismo. No por gusto la palabra italiana aggio .significa "añadido o adicionado" o sea que es el comercio que sin escrúpulo aplica maniobras fraudulentas para alterar el precio de los artículos o productos oficialmente considerados de primera necesidad, salarios, materias primas o bienes muebles o inmuebles o servicios. El agio, tal y como hoy conocemos, es delito penado severamente en cualquier país.

Sin embargo, a pesar de la insistente llamada de atención del Gobierno y las herramientas legales facilitadas para combatir ese mercado abusivo, aun hay una especie de agua tibia por parte de quienes deben emprender con energía la ofensiva que aun hoy no satisface para nada a una población victima de estos bolsistas que hacen malabarismo con sus precios descocados y con productos por lo general escamoteados desde mercados agropecuarios y invulnerables Sin embargo, a juzgar por sus tropelías cotidianas, pareciera como si decretos, leyes, normas, y reglas no tuvieran que ver con ellos.

De forma directa el reciente Decreto 30 del Consejo de Ministros, publicado en la Gaceta Oficial del 29 de enero de este año, relativa a las contravenciones de las normas de precios, es otro toque de clarín en la ofensiva contra especuladores y traficantes de la bolsa negra, indisciplinas y descontroles.

En nuestro criterio el pueblo esta consciente de que aun con el respaldo que ofrece el Decreto 30 los cuerpos de inspectores para controlar la situación, no bastan. La tarea no puede ser en solitario si se busca efectividad. Es necesario animo y estrategias en el apoyo que se reclama de los gobiernos locales para que la ley tenga la efectividad que esperamos.

El tema de los precios es prisma de diversas aristas, no se trata solo que viandantes. Tarimas y carretilleros que es solo una imagen del gran todo. ; N egocios estatales y particulares pujan a veces al unisono para ver quien eleva precios como si estuvieran en en concurso. Embozado el sector estatal para cubrir deficiencias y los particulares para galopar a lomos de oportunismo de carencias y necesidades ciudadanas.

!Vampiros es lo que son!



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