De
eficiencia, productividad y salario se ha hablado en Cuba hasta por
los codos, pero pocas veces hemos oído algo sobre los enredos que
padecemos a causa las indisciplinas en el horario laboral. De
seguro que pocas asambleas sindicales, o de cualquier otro tipo,
echan rodilla en tierra por el respeto a los horarios de producción
o de servicios, porque además es bien seguro que esas asambleas se
estén celebrando en pleno horario laboral.
En
Cuba más de mucha gente se ha vuelto escéptica en esto de consignas
de eficiencias debido a las veces que se ha dado de narices en
cualquier tienda con un cartel que anuncia que se está en
inventario, o que van a abrir mas tarde porque es el día de la
higiene, o porque van a fumigar, o porque no llegó la dependiente. O
porque no hay agua. Se han inventado tantos pretextos para trabajar
menos que se ha convertido en un a cadena infinita de causa y efecto
.
Ese
es el punto en que la gente se irrita, se obstina, pierde el animo en
la vida sumando otras dificultades a las muchas que ya tenemos para
sobrevivir, para resolverlo todo, desde la compra de un
pomo de medicina al arreglo de una olla de presión, pasando por el
turno para sacar un documento que de contra nos regala el agobiante
papeleo de por medio.
Decía
que eso es un ciclo de transmisión, pues si alguien incumple conmigo
me obliga a incumplimiento con otra persona. Eso es un circulo
vicioso y pongo de ejemplo al chofer del ómnibus que llega tarde a
la parada y hace que el pasajero que va corriendo para el laboratorio
llegue tarde a su centro laboral y esos que llegan tarde a su centro
laboral van a demorar a los que están esperando ser atendidos desde
temprano.
Ustedes
y nosotros conocemos lugares donde dicen estar abiertos de 8 de la
mañana a tres de la tarde, en realidad no abren a las ocho, sino a
las ocho y media o a las nueve, y además ya a las dos y media están
cerrando para cuadrar la caja.
Esa
deformación puede tener sus orígenes en que, a estas alturas, nadie
sabe en realidad si todo el que trabaja tiene contenido de trabajo en
su trabajo.
En
verdad aun no nos hemos podido recuperar de las consecuencias de
aquella bondadosa y costosa política del pleno empleo, donde
disponer. de un empleo para cada persona fue un ideal en nuestro
país, pero que en poco tiempo generó una especie de sub empleo, por
lo que llegamos al punto de tener numerosas personas dándose
cabezazos sin contenido de trabajo, o sin saber qué hacer. Eso sin
dudas marcó generaciones de personas que deformadas como
trabajadores nunca contaron con ocho horas de labor, por lo que les
resultó fácil idealizar el mal servicio y la productividad poco les
importó. Aprendieron a mal trabajar por la vía del buen vivir.
Es
innegable que de la flexibilización del horario laboral hemos pasado
al relajamiento absoluto corriendo a cuenta de la superficialidad en
las responsabilidades laborales, porque incluso se dan casos de
trabajadores puntuales de todos los días, gente fiel a la hora de
estar en su puesto y de irse justo a la hora de cierre, y sin embargo
pueden haber estado comiendo bola todo el tiempo, distraídos,
conversando, contando la novelita de la TV y por supuesto
desatendiendo a las personas o dejando de hacer lo que deben hacer.
Reconozcamos
que la normalizaron del trabajo en Cuba se desatendió por mucho
tiempo y aunque la organización del trabajo puedes crear mecanismo
de estimulación y mejorar el empleo de una persona, si no se crean
normas y se organiza el flujo de los servicios y la producción, todo
lo demás se desvirtúa.
Hoy
en día y en cualquier lugar usted puede distinguir detrás de un
mostrador a una persona que es la que más trabaja y dos o tres
girovagando, recargando el desempeño de aquellos. Sin embargo rara
vez aparece la figura del administrador, para colocar orden. ¿Cuantas
veces no habrá llegado usted a a solicitar un servicio donde hay
tres o cuatro trabajadoras sin hacer nada y te responden que tienes
primero que sacar un turno para otro día?
En
esos lugares seria mejor en vez de tener cuatro trabajadores tener
menos y pagarle más. Porque, sacando cuentas, es preferible pagar
mejor aunque haya menos gente en las plantillas, pero por ese salario
ser más eficientes.
Ahora
me pregunto si hoy abra administradores de centros de
cuentapropistas que permitan hacer reuniones en horario de trabajo, o
cerrar antes de hora. En lo actual nuestro pueblo ve como cosa normal
interrumpir la producción o la prestación de servicios para
celebrar sus reuniones y eso en verdad, a como están las cosas en el
país, necesita una urgente reflexión pues no es la mismo un centro
productor que una unidad de servicios,
Por
otra parte y a la grupa de la indisciplina laboral, cabalga, Imagino
que como un pasatiempo nacional, la impuntualidad. Ya las reuniones
se citan con una hora de anticipación; los puntuales siempre llegan
temprano y entonces deben de esperar por los impuntuales. Tanto se ha
degradado el valor de la puntualidad, el respeto al tiempo de los
demás, que ya te citan con un tiempo extra para que lleguen los
morosos. Te dicen a las nueve pero comienzan a las diez, eso hay que
resolverlo porque el tiempo no se puede revertir, se pierde
irremisiblemente. Por mucho que se quiera aprovechar el tiempo que
nos roban en los horarios, en los servicios ineficaces, en
las colas, en las esperas infinitas, el tiempo es necesario para
pensar y proyectar la vida, por eso es que a veces vivimos como si
fuéramos una especie de títeres que nos mueven de aquí para allá,
desgastando nuestro tiempo que necesitamos para proyectar nuestra
vida personale
Sin
duda que mucho tiempo robado a nuestras vidas se cargan a la cuentas
de mostradores, oficinas y ventanillos, pero también en asambleas y
reuniones,mal tratos y deficiencias comercial, irrespeto y consignas
hipócritas en las que ya nadie cree.; “Mi trabajo es usted,
gracias por su visita”... !Solavaya!
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