jueves, 31 de julio de 2014

El cascabel del gato



Me decía un colega que la actual campaña de higiene que se desarrolla en nuestra ciudad y que pudo perfectamente haberse evitado, esta destapando unas cuantas alcantarillas.
Ahora ya no solo se trata de limpieza y lucha contra parásitos, sino que corrupción, ilegalidades e indisciplina social afloran luego que la dirección del país decidió, por necesidad de supervivencia, salir de utopía bucólica y llamar a un debate nacional sobre el presente y el futuro de la nación cubana.
Supongo que por esa vía y en breve los acuerdos unánimes de nuestras asambleas de Gobierno toquen a su fin, que concluya tanta mano alzada donde no hay desacuerdos capitales y mucho menos abstenciones . Donde todo esta bien y donde nadie decide nada, como no fuera avalar decisiones preconcebidas. Esa falta de juicio critico y debates que por años hemos padecido terminó por sentar reales en irresponsabilidades cuyas consecuencias hoy padecemos.
 
Tengo a mano el informe de la Comisión de Legalidad y Orden Interior presentado el pasado 13 de julio a la Asamblea Municipal del Poder Popular en Camagüey y cuyos integrantes, apoyados por especialistas del Ministerio del Interior, realizaron un estudio sobre algunas de las principales incidencias plenamente actuales en nuestros 19 consejos populares.
Un primera lección que podemos sacar de este documento, es aquella que nos señala la urgente necesidad de descentralizar decisiones y no nos limitemos, como hasta ahora, solo a apoyar decisiones que “vienen de arriba” sin plena consulta o de espaldas a las reales necesidades de “los de abajo”
Otra reflexión nos señala que la actual situación de higiene que enfrenta la ciudad no se debe a un hecho fortuito, la realidad es que estamos ante el resultado de un proceso acumulativo de violaciones sociales y negligencias estatales que con una buena dosis de complicidad burocrática ha transitado por años sobre la tolerancia de las autoridades.
 Llama la atención como una gran mayoría de esos hechos se encuentran a la vista de todos cuando ellas constituyen una prioridad de erradicación. Sin embargo la tolerancia de la sociedad ante manifestaciones de indisciplinas sociales prevalecen un ambiente de permisividad que ha conducido al deterioro de valores morales y cívicos.
No por gusto todos esos elementos acarrean actividades delictivas, apropiación y desvíos de recursos pertenecientes a entidades estatales. Por supuesto que una sociedad con un lastre tal va dejando un sedimento cuyos resultados ya lo tenemos a la vista.
Casos delictivos, hurtos, ilegalidades e indisciplinas sociales, corruptores y asediantes aumentan en determinados lugares de la ciudad, mientras que los casos de proxenetismo y la prostitución alcanza alta temperatura en el conocido entorno del cabaret Caribe, Las Ruinas, Café Ciudad y Disco Café.
Por otro lado ¿quién niega la presencia pública de focos de ilegalidades en áreas de hospitales provinciales, terminal de ómnibus y ferrocarril y principales calles comerciales, que incluye venta de ropa y calzado en las inmediaciones de las calle Maceo e Independencia o en la esquina de Cisneros y General Gómez?. Estos son delito tan conocidos de todos que solo faltaría a esos revendedores colocar un cartel lumínico.
Se sabe que las multas impuestas por los inspectores son mínimas en comparación con los delitos que se cometen y estas, cuando finalmente se aplican, tienen cifras irrisorias. El pueblo sabe que una multa a un vendedor ambulante en la calle no resuelve el problema, porque el problema esta en otros niveles donde se genera la corrupción que ha manchado a no pocas autoridades.
En el ambiente económico se comercializa en todos los barrios cuartos de pollo, papa, espaguettis, pescado de mar, masa de croquetas, leche en polvo, camarones, mantequilla, persistiendo las casas almacenes, talleres, puntos de venta de alimentos y productos industriales sustraídos de las entidades estatales vendidos sin recato a la vista publica sin que se adopten medidas definitivas para su erradicación. 
 Continúa el escamoteo de precios, la venta de ron, cerveza y refrescos de fabricación clandestina infiltrados en unidades gastronómicas, sin lograr orden y sin que se reduzcan las manifestaciones delictivas contra el patrimonio estatal y particular.
En el duro informe emitido por la Comisión de Legalidad y Orden Interior durante la más reciente Asamblea del Gobierno local, se relacionan algunas de las principales indisciplinas detectadas en los consejos populares. En la agenda se lee, por ejemplo, que en el Consejo Popular Centro, uno de los más involucrado con el Centro Histórico de la Ciudad, proliferan los vendedores de divisas, venta ilícita de ropa y otros artículos, vehículos a alta velocidad por algunas de sus calles, carretones de caballos en calles no autorizadas, deambulantes, asediantes a extranjeros y alto grado de alcoholismo, mientras que hacia el Consejo Popular de La Belén aparecen incidencias con el juego al prohibido, fabricas clandestinas de bebidas alcohólicas, venta de viandas y hortalizas, cría de cerdos y riñas tumultuarias con arma blanca.
Hacia el norte de la ciudad por el Consejo Popular de Buenos Aires Bellavista, se registra la venta de refrescos y cerveza de fabricación clandestina, venta de dolares, pan, productos industriales y cárnicos, juego al, prohibido y personas portando armas blancas, por su parte en Edén - Juruquey se notifica un alto grado de alcoholismo, pelea de perros, escándalos, jóvenes desvinculados del trabajo y el estudio, juego al prohibido, y cría de cerdos. Consideramos que con este botón de muestra basta, como se observa, salvo una que otra modalidad, las ilegalidades y las indisciplinas son parecidas, incluyendo el alto grado de alcoholismo.
En realidad muchas de esas manifestaciones son enfrentadas y ello ha permitido desarticular casas almacenes, fabricas y talleres ilegales, delitos de interceptación, especulación y acaparamiento, además de continuar el saneamiento social de centros recreativos, sin embargo seguimos perdiendo tiempo en largos debates que no conducen a nada salvo desviar la atención de los realmente importante, como son las trabas burocráticas, la corrupción administrativa y el desencanto de una población que sigue resbalando sobre el mismo trillo, porque en realidad aun contamos con dirigentes y funcionarios reticentes a ponerle el cascabel al gato y propiciar a pleno pulmón ese debate nacional al que convocó Raúl Castro y que por cierto, como se ve, no ha tenido mucha respuesta aun entre nosotros.

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