martes, 26 de agosto de 2014

La losa de Najasa, fruto de la laboriosidad de Edilky




  Dos razones de fuerza mayor motivaron a Edilky Llanes Díaz a concebir un digestor de biogás para el que aportó todas sus reservas financieras. La primera fue no perder la posibilidad de mantener la crianza de cerdos y la otra, la protección del medio ambiente de los efectos contaminantes de las excretas de la masa porcina.
 
De esta fuente renovable de energía escuchó hablar una que otra vez, pero no imaginó las bondades comprobadas en la práctica en un proyecto que rebasó las expectativas hasta convertirlo en la losa sanitaria para el sacrificio de los puercos de los alrededores de Cuatro Caminos, cabecera municipal de Najasa y allende esa jurisdicción.

Cándido, el padre, explicó que al principio emprender el proyecto fue más por curiosidad, porque en realidad no sabían la utilidad. Había leído algo por el periódico o visto en la televisión. “Vamos a meterle”, le comentó al hijo, y a renglón seguido señaló: “No se quien me dijo que en el CITA (Centro Integrado de Tecnología del Agua) podían ayudarme, y así fue”.
Edilky, un joven de 28 años, trabajó a la par con el padre. Detuvo provisionalmente la cría de cerdos para realizar modificaciones en el área de acuartonamiento, mientras utilizó desechos bovinos para no detener la producción de biogás, alcanzada sobre la marcha con medidas correctivas en la fluidez de los sólidos para estabilizar la presión de gas.
Hace varias semanas que la idea dejó de ser una quimera. La planta de biogás asegura la energía suficiente para calentar el agua empleada en la matanza y deshuese de los animales provenientes del sector estatal y campesino, al cual pertenece como integrante de la Cooperativa de Créditos y Servicios (Fortalecida) Anibal Puga.
Sin violar ninguna norma sanitaria y bajo la supervisión veterinaria emprenderán la producción de ahumados, una nueva opción para el comercio local.
A pequeña escala es una industria, como señalara alguien, con todas las de la ley, incluso, tiene un transportador por el que circulan los cerdos hasta afuera del inmueble antes de tomar su destino final.
El diseño es fruto de la ingeniosidad de Cándido y de Edilky, graduado de técnico de nivel medio en electricidad industrial en el politécnico “Manuel Cañete Ramos”. No bastó ese conocimiento, viajó a Camagüey a ampliarlos, idea que no despreció al tener en cuenta que el procesamiento de los cerdos es complejo, los ejemplares no pueden salir por donde entrada a la losa.
El biodigestor , con capacidad de 10 a 12 metros cúbicos levanta temperatura para calentar 400 litros de agua en tres horas. La carga disminuye después a causa de que el quemador es grande. Nunca llega a apagarse. Vuelve a cerrarle la toma y al cabo de una hora las llamas suben”, explicó Edilkys.
Para palear la aparente insuficiencia energética buscó otro método alternativo como el empleo del aserrín como fuente de combustión de una caldera pequeña , concebida por ambos, para calentar el agua.
Para que no quedara dudas de la efectividad del biodigestor abrió el tapón y la llamarada cubrió el quemador. El fin es evitar utilizar corriente eléctrica en elevar la temperatura del agua.
Raidel Vidal González, especialista del CITA, de recorrido por el lugar, opinó: “Este trabajo está muy bueno cuando lo comparamos con otros proyectos donde hemos brindado asesoría. Ver este que esté funcionando estimula a seguir y que en el futuro se desarrolle aquí un taller municipal de intercambio de conocimientos sobre el uso del biogás”.
Edilky incrementa la masa suya en un plan interno de ceba de puercos, mientras señaló que mensualmente pasan por la losa más de 100 cerdos, cifra que puede aumentar en la medida en que los habitantes de la zona conozcan de la existencia de este nuevo enclave.
Lo primero que la gente piensa cuando oye hablar de biodigestor de que los recursos te lo van a dar, sin embargo, tiene que financiarlo la propia persona”, exclamó Cándido. Es una inversión que puede pagarse en poco tiempo si se siguen los pasos del proyecto.
Es un hombre de enfoques claros y a veces cargados de jocosidad. Y como quien no quiere las cosas soltó a boca de jarro la anécdota del guajiro que delante sus ojos exclamó: "!Le ronca que la mierda dé candela!”.
 Texto y fotos: Enrique Atiénzar Rivero





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