Dijo
Einstein en alguna parte que si queremos hacer que las cosas cambien
tenemos que dejar de hacer lo mismo. Y digan lo que digan, esa es una
magnifica recomendación para los cubanos, que con su mejor buena fe
cargan de esperanza el próximo año, pero seguimos haciendo lo mismo.
Por
ley de genética pareciera que el criollo tiene genes inmunológicos
contra lo negativo y la derrota. Paleamos las dificultades y las
tristezas con el humor, pero siempre con la esperanza de que “a lo
mejor paras el año que viene”. A esa convicción se le tiene
tanta fe como el pedacito de guano bendito clavado tras la puerta de
la calle para atraer lo buen o y alejar los truenos.
Como
somos como somos y no como otros quisieran, a nosotros aquel concepto
de causa y efecto nos resbala aun en las situaciones mas
comprometidas, por eso al concluir diciembre trazamos un borrón y
cuenta nueva, pero desde ese punto en adelante hacemos nuestros
mejores esfuerzos para seguir haciendo lo mismo de todos los años.
Lo
peor del año nuevo es la cuesta de enero. Malbaramos tiempo y dinero
y con la esperanza de que dios aprieta pero no ahoga le entramos al
primer mes del año con los bolsillos vacíos. Lo que pasa es que a
veces a los santos se les va la mano.
De
todas formas diciembre, mes siempre esperado, nos resulta vertiginoso
y agotador. Porque es el mes de las despedidas. De los finalistas. De
las retrospectivas. De los balances personales y laborales. De las
fiestas familiares. Y porque en diciembre sacamos cuenta de lo hecho
y lo dejado por hacer, a veces nos genera algo de frustración.
También
en esta fecha pasamos balance de las pérdidas a la hora de la mesa.
A quien no esta o a quien nos falta Cuando se nota quienes faltan.
En este punto el cubano es muy sensible y siempre le cuesta aceptar y
tolerar este tipo de pérdida.
Para
estos avatares de diciembre es recomendable rrconocer
los pequeños éxitos aquí y allá, personales o colectivos y aquellos
que
nos aportaron bienestar y crecimiento; y además. como es
es
inútil poner resistencia a estas fechas que llegan, la estrategia es
aceptar
y elegir:
con
quién compartir estas noches.
Nosotros
siempre buscamos formas para añadir humor hasta en nuestros peores
momentos porque sabemos que la ausencia total de humor hace la vida
imposible; para los lugareños el buen humor es patrimonio nacional
porque bien conocemos que el humor es muestra de salud mental y de
auto defensa. Si no fuera así nadie sabe que hubiera pasado a lo
largo de la historia criolla.
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