martes, 28 de marzo de 2017

La lucha de todos



Hace poco, a mi paso para cruzar una esquina una hermosa joven, pelo suelto y depredador shot , detuvo la motorina que manejaba para saludar a una similar amiga parada en la acera. De pasada escuche el siguiente diálogo; “ !Váya, ya tienes hasta motorina!”. Con cierto airecillo de complicidad, aquella le respondió sonrisa al aire; “!Bueno míja, para eso la luché!” Un chao –chao rápido y cada cual siguió su camino
No hubiera pasado nada más de aquel al parecer intrascendente coloquio, si no me hubiera dedicado a reflexionar sobre el tema mientras proseguía mi callejeo. Ella , pensé, dijo “la luche”. No dijo la compré, o tal vez; la heredé. O mejor aun; me la regalaron. ¿Qué significa eso de “la luche”?. Porque vamos a ver, lucha significa, entre otras cosas, pelear, competir, bregar, batallar, y aquella joven salvo en posición horizontal, no me pareció que pudo hacer armas en ninguna parte.
Saco en cuenta que desde hace ya demasiado tiempo existen en nuestro idioma isleño palabras que enmascaran realidades de una parte de la sociedad fisurada en lo moral y que apenas cubren el quehacer que se hace publico con tanta cotidianidad que no pocos prefieren mirar para el otro lado.
 
Nadie ignora a no ser que viva en una urna de cristal, que hoy en Cuba la palabra luchar se ha trastocado de muchas maneras, pero no pocas veces con visos no siempre honestos. Que existen hoy en día quienes arañan con instinto crapuloso, se conoce y se conocen. Como sabemos que hoy tampoco los problemas se se discute, sino que se tallan. Que la guaricadilla no cae en el capitulo de la prostituta, sino en el de las luchadoras de la misma forma en que el proxeneta se edulcora como jinetero. Y porque además no pocos han descubierto una ley particular de equilibrio atemperada a su conveniencia, así que ya no es como dijera Arquímides; “dadme una palanca y movere el mundo", para significar que toda estructuta posee un punto en el cual es mas fácil manipularla y predecir su desenlace. sino “dadme un socio y lo que voy a mover es un mundo”. Arto repetido tendiendo a que si se tiene un buen punto, cualquier cosa se puede arañar, mover, luchar, traficar..........
En realidad nos hemos dedicado con tanta premura y ternura a educar y conformar a la sociedad cubana, a soñarla tan perfecta que por años preferimos disimular realidades y vetar lunares en el sol que estábamos sembrando, a pesar de voces llamando la atención sobre los peligros que corren quienes separan los pies del suelo. Ese dar la espalda a la realidad para la autocomplacencia permitió proliferar los males que nunca fueron fantasmas y si presente anunciado.
Aquel dejar hacer, mas las incuestionables demoras del Estado para hacer aplicar leyes empolvadas, no tanto por el olvido como por la indifencia y el acomodamiento ha dado sobrada oportunidad para la irrupcion en nuestro aparato burocrático, ecónómico o social de funcionarios improvisdados o incapaces, escamoteo del erario público, indisciplinas, sociolismo inmoralidad pública y cuanta lacra cultivó ese dejar hacer cuando fue necesario enfrentar y reconocer males para mejor combatir.
De los años transcurridos de cara a las tempestades pocas veces aplicamos experiencias de continuidad o seguimiento. En téminos generales se ha omitido la ayuda del pueblo, unos por no dar el brazo a torcer y otros para disimular deficiencias, cuando es este pueblo trabajador y militante, mayoría absoluta en nuestro país, quien siempre se halla con el pie en el estribo dispuesto a cooperar para erradicar los males y sanear el entorno. 
 Soy de los optimistas, y aunque no pocos persisten aun en hacernos creer que somos perfectas especies de laboratorio esterilizado, ya desde hace un buen rato se abre paso la conciencia de que resultamos en realidad hijos de una amalgama policultural en un múltiple prisma histórico de multifacéticas creencias, criterios, opiniones y relaciones. Siempre tendré confianza en el legado del patrimonio político, revolucionario y combativo del país y que al final de este tunel levantaremos una Patria engrandecida por todas aquellas y estas generaciones de cubanos, por eso y para piezas de museo han de quedar estos coyunturales giros, no tan inocentes como parecen, pero señales de una costra subyacente y que en verdad mi lucha sea en realidad la lucha por el bien de todos y para todos.

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