Hace
poco, a mi paso para cruzar una esquina una hermosa joven, pelo
suelto y depredador shot , detuvo la motorina que manejaba para
saludar a una similar amiga parada en la acera. De pasada escuche el
siguiente diálogo; “ !Váya,
ya tienes hasta motorina!”.
Con cierto airecillo de complicidad, aquella le respondió sonrisa
al aire; “!Bueno
míja, para eso la luché!”
Un chao –chao rápido y cada cual siguió su camino
No
hubiera pasado nada más de aquel al parecer intrascendente coloquio,
si no me hubiera dedicado a reflexionar sobre el tema mientras
proseguía mi callejeo. Ella , pensé, dijo “la
luche”.
No dijo la compré, o tal vez; la heredé. O mejor aun; me la
regalaron. ¿Qué significa eso de “la
luche”?.
Porque vamos a ver, lucha significa, entre otras cosas, pelear,
competir, bregar, batallar, y aquella joven salvo en posición
horizontal, no me pareció que pudo hacer armas en ninguna parte.
Saco
en cuenta que desde hace ya demasiado tiempo existen en nuestro
idioma isleño palabras que enmascaran realidades de una parte de la
sociedad fisurada en lo moral y que apenas cubren el quehacer que se
hace publico con tanta cotidianidad que no pocos prefieren mirar para
el otro lado.
Nadie
ignora a no ser que viva en una urna de cristal, que hoy en Cuba la
palabra luchar
se ha trastocado de muchas maneras, pero no pocas veces con visos no
siempre honestos. Que existen hoy en día quienes arañan con
instinto crapuloso, se conoce y se conocen. Como sabemos que hoy
tampoco los problemas se se discute, sino que se tallan. Que la
guaricadilla no cae en el capitulo de la prostituta, sino en el de
las luchadoras de la misma forma en que el proxeneta se edulcora como
jinetero. Y porque además no pocos han descubierto una ley
particular de equilibrio atemperada a su conveniencia, así que ya no
es como dijera Arquímides; “dadme
una palanca y movere el mundo",
para significar que toda estructuta posee un punto en el cual es mas
fácil manipularla y predecir su desenlace. sino “dadme
un socio y lo que voy a mover es un mundo”.
Arto repetido tendiendo a que si se tiene un buen punto, cualquier
cosa se puede arañar, mover, luchar, traficar..........
En
realidad nos hemos dedicado con tanta premura y ternura a educar y
conformar a la sociedad cubana, a soñarla tan perfecta que por años
preferimos disimular realidades y vetar lunares en el sol que
estábamos sembrando, a pesar de voces llamando la atención sobre
los peligros que corren quienes separan los pies del suelo. Ese dar
la espalda a la realidad para la autocomplacencia permitió
proliferar los males que nunca fueron fantasmas y si presente
anunciado.
Aquel
dejar hacer, mas las incuestionables demoras del Estado para hacer
aplicar leyes empolvadas, no tanto por el olvido como por la
indifencia y el acomodamiento ha dado sobrada oportunidad para la
irrupcion en nuestro aparato burocrático, ecónómico o social de
funcionarios improvisdados o incapaces, escamoteo del erario
público, indisciplinas, sociolismo inmoralidad pública y cuanta
lacra cultivó ese dejar hacer cuando fue necesario enfrentar y
reconocer males para mejor combatir.
De
los años transcurridos de cara a las tempestades pocas veces
aplicamos experiencias de continuidad o seguimiento. En téminos
generales se ha omitido la ayuda del pueblo, unos por no dar el brazo
a torcer y otros para disimular deficiencias, cuando es este pueblo
trabajador y militante, mayoría absoluta en nuestro país, quien
siempre se halla con el pie en el estribo dispuesto a cooperar para
erradicar los males y sanear el entorno.
Soy
de los optimistas, y aunque no pocos persisten aun en hacernos creer
que somos perfectas especies de laboratorio esterilizado, ya desde
hace un buen rato se abre paso la conciencia de que resultamos en
realidad hijos de una amalgama policultural en un múltiple prisma
histórico de multifacéticas creencias, criterios, opiniones y
relaciones. Siempre tendré confianza en el legado del patrimonio
político, revolucionario y combativo del país y que al final de
este tunel levantaremos una Patria engrandecida por todas aquellas y
estas generaciones de cubanos, por eso y para piezas de museo han de
quedar estos coyunturales giros, no tan inocentes como parecen, pero
señales de una costra subyacente y que en verdad mi lucha sea en
realidad la lucha por el bien de todos y para todos.
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