En
febrero de 1901, el senador estadounidense Orville H. Platt, propuso
incluir un clausura para regular las relaciones entre el nuevo estado
independiente cubano y los Estados Unidos de Norte América, cuyo
ejército ocupaba entonces nuestra isla al concluir la guerra contra
España. La enmienda recibió el apoyo legislativo del Congreso y de
la presidencia de ese país y fue enviada a la Convención
Constituyente de Cuba para su aprobación.
La
enmienda que por supuesto respondía a los intereses de los Estados
Unidos, no contemplaba la jurisdicción de Cuba sobre el territorio
de Isla de Pinos; condicionaba a la vez el arrendamiento de ciertos
territorios y servicios; reforzaba la intervención política y
militar, y restringía las relaciones exteriores, limitando a la vez la
deuda pública, o sea, que convertía en absoluta colonia a nuestro
país. El 8 de junio el Secretario de Guerra estadounidense exigió a
los delegados cubanos a la Convención que la ley debía ser
cumplida tal cual fue aprobada por el legislativo, no estando el
Poder Ejecutivo de Cuba legitimado para modificarla, por lo que esta
enmienda se convirtió en condición de
facto
para la devolución de la soberanía.
Finalmente el 12 de junio de
1901, la Asamblea que conformaba la nueva Constitución de la
naciente república de Cuba, reunida en La Habana, debió votar el
apéndice,
suscitándose numerosos debates pues imperaba una fuerte corriente
para favorecer unos los intereses norteamericanos y otros temerosos
de la extensión permanente de la intervención militar. Al cabo la
enmienda fue aprobada por 16 votos contra nueve. De estos últimos
los dos delegados camagüeyanos, Salvador Cisneros Betancourt y el
Dr. José Ramón Silva y Zayas no solo votaron en contra sino que no
asistieron a la firma del documento.
La
primera intervención en la Asamblea la realizó Salvador Cisneros,
quien al proponer el voto en contra de la propuesta norteamericana y
explicar las causas de su negación a suscribir aquel documento que
catalogo de infame dijo que “
con dichas relaciones está de manifiesto que los americanos no
vinieron a Cuba puramente por humanidad como pregonaban, sino con
miras particulares y muy interesadas”
alertó al pueblo para estar preparados pues “ no
debemos caer en una celada vendiendo nuestra honra e independencia
absoluta, por concesiones que hagamos a favor de los EEUU, sin que
por su parte concedan ventaja alguna” y
define su posición en un instante de la historia en que el país del
norte se erigía como prepotente potencia y no había muchas voces
que se alzaran en su contra-
“Yo
por mi parte no renunciaré; y allí me encontrara el Gobierno
Interventor, dispuesto a sostener la independencia absoluta y los
derechos del pueblo que me ha nombrado; o que el gobierno opresor,
dictatorial e interventor, me expulse …
¿con
qué derecho el senador Platt, ni todo el congreso con el presidente
de la república a su cabeza puede disponer de los derechos
privativos de Cuba? … ningún cubano permitirá que se cercene un
átomo de su territorio y mucho menos que se vulneren sus derechos
cohibiendo todas las facultades de una naciente nación, pisoteada su
independencia y soberanía absoluta”.
Salvador
Cisneros es muy preciso al desenmascarar al presidente de los Estados
Unidos;·”...sin
dudas el presidente de la república americana se ha olvidado por
completo del puesto que ocupa, para descender al mas vulgar opresor y
tiranuelo, oprimiendo la naciente república de Cuba que tantas
muestras de abnegación ha demostrado para conseguir su absoluta
independencia ... no se atreven a manifestar su idea y propósito
franca y lealmente porque se avergüenzan de la intención que traen
envuelta en la negociación leonina que proponen, porque seguro están
que no se les admitirá y por ello se creen facultados para
continuar la intervención y quedarse con la Isla”. Cisneros
avizoró
para el futuro de los Estados Unidos, hace 116 años, que; “el
siglo XX concluirá con su decadencia y no figuraran más entre las
naciones de primer orden”-
Tal
parece que la intervención de camagüeyano Salvador Cisneros
Betancout fue realizada ayer en el hemiciclo de las Naciones Unidas.
Por su parte y poco después, la ciudad de Camagüey fue la única
del país en declarar hijos adoptivos a todos los Delegados que
votaron contra los Estados Unidos y sus retenciones interventoras.
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