jueves, 7 de abril de 2016

Ireflexiones de primavera




En Cuba hay seguramente mas personas que añoran la juventud que en cualquier otro lugar del mundo. Que levante la mano el que sea capaz de hacer un balance de su existencia prescindiendo de alguna añoranza juvenil, porque como la juventud transita por numerosas etapas, al principio no la entendemos y luego no la queremos olvidar.


La juventud se puede vivir de dos formas, creyendo inocentemente que ella es eterna cuando se tiene mucho talento para aprovecharla, o cuando no se tiene ninguno para malgastarla, por eso es que una juventud bien disfrutada nos deja la nostalgia no resignada de ser viejo. Esa ha de ser la causa por la cual al final de la juventud existe una especie de linea divisoria que va desde donde ella termina a donde debe comenzar la otra. O sea, que nos deja prisionero entre lo que fue y entre lo que aun no es porque vamos a ver, ¿dónde termina la juventud?. ¿En una determinada edad o en alguna jodida fecha?. ¿Es o no la juventud un estado de animo eterno o transitorio, una forma de enfrentar la vida, una responsabilidad, una ética social, un truco para el buen vivir ,un bañarse cada día con quimbombo para que las cosas te resbalen, qué?.

Sin dudas que mas allá de la edad la juventud viene a ser algo así como una actitud ante la vida consciente de los años y las responsabilidades pero sin perder la ternura y el brío.

Si al cabo algo nos duele en verdad al hacer el balance de los años mozos es que muchas de las cosas que arrastramos desde nuestra juventud las dejamos en el capitulo de los termas inconclusos. A la provisionalidad. Por eso hoy vivimos muchas cosas en perpetuo estado de proyecto. Proyecto quiere decir para mañana, que es la forma decorosa de no hacer nada hoy. Ha de ser por eso, dijo un filósofo, que muchas queridas tomadas en la juventud duran tanto tiempo, porque se tomaron con carácter provisional.

Al cubano le llega la madurez no en lenta acumulación de años, sino como de sopetón. Como nos llega una herencia. O la visita del pariente a la hora del almuerzo. En ese cambio de vida. O de edad. La mujer reconoce que debe comenzar a hacer dieta para bajar de peso. No entiende que la facilidad para adelgazar solo la tienen los flacos.

Hay una edad que apuntalamos con los años en el aquello de “la experiencia acumulada”. La única experiencia acumulada que conozco y que se puede admirar esta en los museos dentro de pomos con formol. De la misma forma en que la juventud tiene sus etapas, la madurez tiene diferentes peldaños, escala que se inicia cuando ya imaginamos ser adultos a una mezcla de nostalgias que nos asechan tras la puerta y pastillas para el extreñimiento.

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