En
esa oportunidad se efectuaba en la Academia de Ciencias de Cuba, en
La Habana, el acto por el XX Aniversario de la Sociedad Espeleológica
de Cuba, conmemorado el 19 de enero de 1960. Las palabras de Fidel,
una de las primeras dirigidas al colectivo científico del país
luego del triunfo de enero de 1959, marcó junto con el acercamiento
a la Naturaleza, un norte que desde entonces constituye ejemplar guía
de la ciencia cubana. Desde aquí el Comandante en Jefe expuso
algunas de sus ideas en torno a las relaciones de la Naturaleza y la
Ciencia, entonces en incipiente desarrollo.
“Desgraciadamente,
los cubanos no conocíamos a Cuba, y era porque en definitiva los
cubanos no veían a Cuba como algo propio; a los cubanos no se les
enseñó a amar a Cuba, a los cubanos más bien se les enseñó a
menospreciar a Cuba”:
Desde
esa reflexión Fidel nos acerca a la piedra angular del moderno
desarrollo científico teniendo a la Naturaleza como protagonista
principal; “Hoy, en la patria nueva, en la patria verdaderamente
libre, los científicos, los investigadores, tienen todas las
oportunidades, sobre todo, la gran oportunidad de que cada una de las
cosas que realicen, cada uno de los esfuerzos que hagan, van a
beneficiar directamente a su pueblo y a su patria”
Y
entonces, con un nuevo lenguaje, se dirigió a los científicos que
muchas veces ignorados, apenas si eran estimulados al trabajo creador
en beneficio del país sin necesidad de emigrar para poder ampliar o
aplicar sus conocimientos.
“Hoy
tienen la satisfacción de saber que hay un gobierno revolucionario
que busca la verdad, que necesita de los científicos, que necesita
de los investigadores; porque es el minuto en que todas las
inteligencias tienen que ponerse a trabajar, en que todos los
conocimientos no son suficientes para la obra que se realiza y son
necesarios más conocimientos”.
Y
entonces, en esta parte de sus reflexiones, la frase paradigma de su
intervención y cuyo mensaje es hoy lema universal de la ciencia
cubana; “El
futuro de nuestra patria tiene que ser necesariamente un futuro de
hombres de ciencia, tiene que ser un futuro de hombres de
pensamiento, ,
porque precisamente es lo que más estamos sembrando; lo que más
estamos sembrando son oportunidades a la inteligencia.
.Y
dice convencido a los espeleólogos allí reunidos avisorando el
futuro; “ Verán cómo algún día no lejano, empiezan a cosecharse
los primeros frutos de la semilla que hoy estamos sembrando para que
deje de ser la cultura, deje de ser la universidad, lugar donde solo
tiene acceso una parte de nuestro pueblo, para que todo nuestro
pueblo tenga acceso a ella. Por eso, nosotros consideramos que
el mejor sistema es aquel que le brinda la oportunidad de ir a la
universidad, no al privilegio sino a la inteligencia. Y así
pensamos organizar las escuelitas en los campos y así pensamos
organizar los centros secundarios de enseñanza rural y así pensamos
organizar las ciudades escolares, de manera que los niños más
inteligentes, los más inteligentes de cada escuela, tengan
oportunidad de llegar a las universidades y tengan oportunidad de
escalar los lugares más destacados de nuestra cultura”.
“Cuba
necesita mucho de los hombres de pensamiento, sobre todo de los
hombres de pensamiento claro, no solo hombres que hayan acumulado
conocimientos; hombres que pongan sus conocimientos del lado del
bien, del lado de la justicia, del lado de la patria, porque vivimos
en estos momentos en que el papel del pensamiento es excepcional,
porque solo el pensamiento puede guiar a los pueblos en los instantes
de grandes transformaciones y en los momentos en que se emprenden
grandes empresas como esta que está llevando adelante nuestro
pueblo”.
La
semilla sembrada desde entonces por Fidel no solo ha germinado en el
prestigioso desarrollo científico técnico del país a nivel
mundial, sino que aquella cultura a la Naturaleza que daba también
sus primeros pasos se ha convertido en formidable baluarte de la
identidad cubana.
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