martes, 2 de diciembre de 2014

Una peligrosa “fiebre de oro”



Como la búsqueda de riquezas estuvo sobre las brújulas de la conquista de América, fue la explotación de ese mineral la primera actividad económica realiza por los colonizadores.
A pesar de ser un país relativamente pequeño, ;la isla de Cuba tiene una larga trayectoria minera, sin embargo la extracción de oro desde sus inicios nunca tuvo un impacto económico digno de considerar.
La minería aurífera en Cuba se ha concentrado fundamentalmente en una región extendida de Villa Clara a Holguín, siendo este ultimo territorio el de mayor importancia para el país. Originalmente a partir del siglo XVI hubo conocidos lavaderos de oro obtenido directamente de los aluviones de ríos como Gibara, Jobabo, Guáimaro, Agabama, Arimao y Guaracabuya.
 
Durante los últimos años novedosas técnica se ha aplicado en la investigación minera, especialmente aquellos yacimientos de mayor interés económico como los metales preciosos. De esta forma, los yacimientos de oro en Cuba han sido bastante estudiados desde el punto de vista petrográfico, mineragráfico y químicos. A pesar de esto, las implicaciones ambientales que puede representar la aplicación práctica de esos resultados constituyen un desafío.
¿A quien pertenecen los minerales en Cuba?
El 23 de enero de 1995 la Asamblea Nacional del Poder Popular aprobó la Ley número 76 de Minas a fin de establecer la
política minera y las regulaciones jurídicas de dicha actividad de manera tal que garanticen la protección, el desarrollo y el aprovechamiento racional de los recursos minerales en función de los intereses de la Nación, trazando directivas obligatorias controladas por los funcionarios del Gobierno vinculados con la actividad.
 A los efectos de la presente Ley se entiende por recursos minerales todas las concentraciones de minerales sólidos y líquidos que existan en el suelo y en el subsuelo del territorio nacional, incluyendo el fondo y el subsuelo marino de todo el archipiélago. La ejecución de esta actividad minera tiene en cuenta las atribuciones que la legislación le confiere al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente en asuntos ambientales.
Esta Ley permitió crear la Oficina Nacional de Recursos Minerales, ONRM, como institución con personalidad jurídica, adscrita al Ministerio de la Industria de Energías y Minas que es la encargada de fiscalizar y controlar la actividad minera y el uso racional de los recursos minerales, así como controlar la ejecución de los planes de preservación del medio ambiente y de las medidas para mitigar el impacto ambiental. La Oficina de Camagüey, con carácter territorial, tiene a la vez jurisdicción sobre Ciego de Ávila y Las Las Tunas.

El oro de Jobabo.
Cerca de Jobabo, al sur de Las Tunas, se ha encuentra todo un grupo de manifestaciones auríferas cuya estructura les hace factibles para su explotación a cielo abierto. Sin embargo, bajo cualquier opción de laboreo y beneficio, los yacimientos deben ser controlados, pues el uso para ese fin de compuestos químicos nocivos y la proximidad de embalses de agua y ríos que atraviesan la región son factores a tener en cuenta por su alta peligrosidad. 
Teniendo en cuenta esos factores de riesgos, el Gobierno en la provincia de Las Tunas ha organizado un grupo operativo para enfrentar esas indisciplinas. Por eso y con esa idea la dirección el CITMA, en coordinación la Oficina Nacional de Recursos Minerales, ha dictado medidas preventivas orientadas a minimizar los daños ambientales en el entorno a fin de proteger las parcelas agrícolas y las comunidades. También son indicaciones esenciales la reforestación y el monitoreo de las aguas subterráneas y superficiales. 
 A pesar de esos peligros reales, la pequeña minería del oro no ha dejado de ser practicada desde antaño por pobladores de algunas de esas regiones; por lo que aun es notoria la presencia de lavadores de oro en diferentes localidades utilizando productos químicos de alta toxicidad. Por supuesto que ese laboreo minero se realiza de manera artesanal, descontrolada y con numerosos riesgos para la para la vida de las personas que la practican y de quienes residen en las localidades aledañas a las excavaciones, además de provocar considerables daños al medio ambiente, principalmente en la capa vegetal y la cobertura boscosa de áreas vulnerables. 
 La invasión de los comepiedras
Un recorrido por algunas zonas de extracción muestra un paisaje sumamente afectado. Al noroeste de Jobabo, en La Caobilla, la depredación ha horadado cráteres, pozos y peligrosos túneles sumando una lastimosa tala de arboles. En realidad ese sitio es conocido desde hace mucho tiempo pues los primeros conquistFotos; Gobierno Municipal de Jobabo.adores españoles explotaban este yacimiento aurífero desde la segunda mitad del siglo XVI.
Como en estos momentos la invasión de picapedreros por cuenta propia en el territorio tunero está originando incalculables daños al medio ambiente, incluyendo la contaminación del entorno, las autoridades en el municipio Jobabo han establecido un plan de acción para contrarrestar esas ilegalidades en la extracción de oro, luego de reconocer las afectaciones medio ambientales que la acción ilícita ha provocado en los asentamientos donde ésta práctica se realiza, con mayor medida en zonas enclavadas en Caobilla, El Jorge y Cinco Lotes.
 Sirven además las medidas para restablecer el orden legal y la disciplina, sancionando a los tenentes de tierra que incurran en la actividad de minería ilícita o permitan que esta se desarrolle en las áreas bajo su responsabilidad.
Del picapedrero al joyero; una sola cadena.
Por su parte la Asamblea Municipal del Poder Popular de Jobabo circula en estos momentos un comunicado con el fiFotos; Gobierno Municipal de Jobabo.n de enfrentar el asalto a su riqueza minera, reforzando el combate a las indisciplinas sociales, el delito y la corrupción.
Esta una acción peligrosa, explica el documento, no solo por la manera insegura y rudimentaria en que se realiza la extracción, sino por el uso de sustancias nocivas a la salud y contaminantes del medio ambiente para obtener el producto final.
En realidad y tras estos improvisados “buscadores de oro” se involucran muchas personas en una igual cadena delictiva, conexiones vinculadas desde los excavadores hasta aquellos que adquieren, revenden y procesan el mineral extraído, formando parte de un conjunto delictivo cuyos resultados atentan de forma irreversible no solo contra el patrimonio y la economía del país sino, lo que es peor, por representar un daño a la salud de cientos de personas inocentes propiciado por la actitud imprudente de unos pocos.

Fotos; Gobierno Municipal de Jobabo.

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